Un país, dos idiomas



Raquel Díaz

  


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La lengua que usamos es, en definitiva, la que nos da nuestra visión personal del mundo que manifestamos y nos caracteriza”.

(Zambrano, 2009)

¿Cómo se involucra lo lingüístico en la situación de tensión entre China y Hong Kong? El modelo de “un país, dos sistemas”, instaurado en la región administrativa hongkonesa, también implica que existe “un país, dos idiomas”. El uso del lenguaje, en este caso el chino mandarín y el cantonés, puede parecer algo común, sin embargo, tiene implicaciones que van más allá de ser una forma de expresión. 

En primera instancia, se debe tomar en cuenta que en la región de Asia Oriental, existen múltiples variedades lingüísticas. Miguel Bravo, en su texto “El estatus lingüístico del cantonés: ¿lengua o dialecto?”, menciona que estas se derivan del grupo sino-tibetano, siendo el chino un subgrupo de este. El chino comprende una serie de variaciones locales, llamadas dialectos, que son distintos entre sí. El dialecto que habla la mayoría de la población china es el hanyu -mandarín-, mientras que el dialecto yue -cantonés- se habla sólo en dos provincias de China y en las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao. 

Durante su estatus como colonia británica (1860-1998), Hong Kong se desarrolló de manera muy diferente a cómo lo hizo China. La cultura británica influyó en la sociedad de tal forma que la fusión entre ambas culturas, formó la identidad hongkonesa. El cantonés, al ser la lengua materna de sus habitantes, fue un elemento importante dentro de la cultura popular, que se difundió a la par del crecimiento económico de la región. 

En 1998, con la cesión de soberanía de Hong Kong por parte de Gran Bretaña a China, se estableció el modelo “un país, dos sistemas”, con condiciones, aún vigentes, sobre la conservación de su estilo de vida, el sistema judicial y económico, y las libertades de prensa, expresión y asociación. En resumen, el modelo implica conservar la autonomía hongkonesa hasta 2047, año en el que vence el acuerdo sino-británico. Sin embargo, China ha dejado clara su posición de querer intervenir en la región.

El gobierno chino ha encontrado en su lengua una herramienta para incorporar a su región administrativa como parte de la China continental, por medio de políticas lingüísticas. Las acciones gubernamentales en este aspecto no tienen la visibilidad de otras, como las leyes de seguridad o la expresa represión de las protestas, pero juegan un rol importante para expandir su influencia en el territorio.

El predominio del mandarín sobre el territorio y su expansión por el mundo, provoca la errónea generalización de que este es el único tipo de chino que existe; precisamente lo que busca el gobierno chino. Como lo señala Bravo, al establecer relaciones de poder en el lenguaje, la jerarquización empleada considera al chino mandarín como una lengua, mientras que identifica al cantonés como un dialecto, en un escaño inferior. Lo anterior define en cierto grado algunas de las estrategias que China tiene para Hong Kong. 

En el sector educativo, no se reconoce la evolución del cantonés como lengua formal, por lo que no está contemplado dentro de la enseñanza formal. El chino mandarín, junto con el inglés, son las lenguas que se usan como medio de instrucción en las escuelas. De igual forma, bajo la influencia del gobierno central, las autoridades locales promueven al mandarín hacia su desarrollo como lengua predominante.

Ante tal panorama, ¿cuál es la perspectiva dentro de la propia sociedad hongkonesa? Desde la declaración de su autonomía en 1998, el desarrollo en la definición de su identidad, ya influenciada por Gran Bretaña, se encuentra condicionado por China y está inmerso en un contexto de represión. Es por ello que en su lengua no sólo se encuentra una forma de expresión, sino también una forma de diferenciación frente a la región vecina.

Si bien es cierto que el aprender otros idiomas significa abrir la puerta a otras perspectivas y mundos, la connotación del chino mandarín en Hong Kong es mucho más profunda. El rechazo social del lenguaje viene del cuestionamiento que hace el gobierno chino sobre la identidad de esta región. El mandarín es visto, más que como un lenguaje de oportunidades, como una imposición que a largo plazo puede tener graves consecuencias. 

Al analizar si esto implica una amenaza a la continuidad del uso del cantonés, los diferentes grupos poblacionales son un factor a tomar en cuenta. Por un lado, los ancianos y adultos crecieron utilizando esta lengua, y vivieron la transición política del cambio de gobierno británico al local. Las acciones del gobierno chino afectan directamente a la identidad que ellos ya habían formado, pues poco a poco se reprime su lenguaje común para imponer el uso del mandarín. 

Por el otro lado, el impacto ha sido aún mayor en las generaciones jóvenes. Ellos son quienes han crecido en este sistema que se está fragmentando, y están entre adaptarse a un contexto en donde el mandarín sea la lengua predominante, o reafirmar las tradiciones y costumbres hongkonesas mediante el uso del cantonés. 

La reciente incorporación y uso de una forma escrita informal en el sistema tradicional cantonés (el cual usa los caracteres chinos pero con una pronunciación diferente), ha significado un avance en la evolución lingüística de la lengua, pues la capacidad de comunicarse tanto de forma oral como escrita en cantonés, hace que la identificación con el lenguaje se extienda y se afiance todavía más.

Hay que considerar que, en los momentos de mayor tensión entre el gobierno chino y la población de la región, los jóvenes han estado al frente de las protestas. Para aquellos involucrados en los movimientos pro-democráticos de los últimos años, incluso se considera tabú hablar chino. El uso del chino mandarín significa que aún no son independientes, y es un recordatorio constante de las intenciones de China por integrar a Hong Kong a su territorio. El uso del cantonés sirve como una respuesta para proteger y exaltar sus rasgos particulares, y para hacer frente a las políticas lingüísticas represivas del chino mandarín.

En suma, Hong Kong es actualmente un territorio en conflicto constante. Las pretensiones del gobierno central por integrar la región a su territorio, conllevan un cuestionamiento de su lenguaje y su identidad. De igual importancia es la difuminación fronteriza que existe entre ambos territorios. Conforme se acerca la fecha límite del acuerdo sino-británico, la soberanía hongkonesa peligra, al igual que toda expresión social y cultural que vaya en contra de los ideales del gobierno chino. 

La población hongkonesa encuentra en su lengua materna, el cantonés, un medio de expresión y de lucha ante la represión e imposiciones que China dirige hacia ellos. Puede que el uso del cantonés no se vea completamente limitado por ahora, pero podría reducirse cada vez más ante el avance de las políticas chinas en la región. Por este motivo, dentro de Hong Kong se buscan formas de utilizarlo en la cotidianidad y mantener viva la lengua.

En conclusión, queda reflexionar acerca de la importancia del lenguaje en diversos ámbitos. Primero en la construcción de las identidades sociales alrededor del mundo; segundo, en el uso de este como herramienta de control y poder; y, tercero, en su uso para preservar una forma concreta de expresión a través de los cambios históricos, como los que enfrenta Hong Kong en la actualidad. 

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