Macron inició su carrera política como ministro de Finanzas durante el gobierno de François Hollande, entre 2012 y 2016. Tras su salida de la administración pública fundó su partido, En Marche, con la intención de competir en las elecciones presidenciales. Su discurso tenía como punto central la crítica a los partidos políticos tradicionales, el Partido Socialista y Los Republicanos, que habían ostentado el poder desde la fundación de la V República en 1958.
Macron ofreció combatir la corrupción en un momento en que se hallaba en curso la investigación contra el expresidente Nicolás Sarkozy (2007 – 2012), acusado de lavado de dinero y financiación electoral ilegal. De igual manera, su equipo publicitó la imagen de un hombre ajeno a la clase política y con ideas innovadoras, las cuales tuvieron gran impacto entre la población ante la complicada situación económica que dejaba la administración saliente de Hollande.
En los comicios de 2017 logró pasar a la segunda vuelta para enfrentarse a Marine Le Pen. En esa ocasión logró ganar la presidencia gracias al llamado de dirigentes partidistas como Jean Luc Melenchon, Sarkozy y el propio Hollande, al sufragar a su favor con la intención de evitar el arribo de la extrema derecha a la presidencia.
Sin embargo, como presidente, Macron implementó un gravamen al combustible a finales de 2018, provocando la aparición del movimiento de los Chalecos Amarillos en oposición a la medida; la presión popular ejercida por largas jornadas de protesta motivó la derogación del impuesto. Un año después, el mandatario intentó reformar el sistema de pensiones con la intención de reducir prestaciones a los jubilados, lo que ocasionó una huelga por parte de los trabajadores de los transportes públicos que se extendió desde diciembre de 2019 hasta los primeros días de 2020.
Finalmente, en 2020 el gobierno de Emmanuel Macron debió enfrentar los efectos de la pandemia de Covid 2019 en Francia, esto redujo su popularidad. Añadiendo el rechazo a la vacunación obligatoria implementada en 2021 y el discurso, particularmente agresivo, enarbolado por el presidente en contra de los escépticos a la inoculación en contra del virus.
Por otra parte, la actuación internacional de Macron y su propuesta de reformar a la Unión Europea han sido aspectos utilizados para mejorar su imagen de cara a las elecciones. Se debe advertir que el protagonismo del mandatario en el conflicto entre Rusia y Ucrania se pretendió para este propósito. A pesar de lo anterior, no se logró el objetivo de aumentar su popularidad puesto que la aceptación del gobernante osciló entre 40 y 35% durante las semanas previas a la elección según datos de Morning Consult.
En este contexto, la primera vuelta de los comicios tuvo lugar el pasado 10 de abril y, en en esta ocasión, resaltó la segunda gran derrota sufrida por los dos partidos más importantes de Francia, el Partido Socialista y Los Republicanos [1]. La primera postuló a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, quien obtuvo apenas 1.75% de los votos, situándose por debajo del umbral del 3% exigido por la ley para que las formaciones políticas tengan derecho a subsidio público.
El partido Les Républicains, heredero de la tradición política iniciada por Charles de Gaulle, carecía de figuras populares para competir en los comicios de 2022, por lo que se decidió la postulación de Valerie Pecresse, presidenta de la región de la Isla de Francia, en donde se ubica París y su zona conurbada. La aspirante republicana obtuvo apenas 4.78% de votación. Lo anterior se puede atribuir al descrédito sufrido por el líder del partido, el ex presidente Nicolás Sarkozy a raíz del juicio por financiación ilegal electoral en su contra iniciado en 2021.
Otro candidato sobresaliente fue Éric Zemmour, quien hasta octubre de 2021 era comentarista político en la cadena de televisión CNews. Este personaje sostiene ideas nacionalistas contrarias a la inmigración en su país y a la equidad de género. En la presentación de su candidatura apeló a la salvación de Francia de los inmigrantes como un lema de campaña. A pesar de aparecer como favorito en los sondeos de noviembre pasado, una serie de exabruptos, como el insulto a un ciudadano que le increpó en Marsella en noviembre del año pasado, le hicieron perder popularidad obteniendo en los comicios apenas 7%.
Con lo anterior, en la primera vuelta electoral, los punteros fueron Macron, Le Pen y el izquierdista Jean Luc Mélenchon. Este último es el líder del partido La France Insoumise y participó en las votaciones de 2012 y 2017 obteniendo el tercer lugar en ambas ocasiones. Es afín a las ideas políticas de líderes internacionales como Andrés Manuel López Obrador.
Su programa se distingue por criticar el modelo económico neoliberal, así como el desinterés gubernamental por atender a la población afectada por la crisis económica. De igual manera, propuso aumentos salariales, la implementación de programas de ayudas públicas para sectores marginales y un mayor control sobre los bancos; sobre estos puntos, Mélenchon se ha convertido en un acérrimo crítico de las políticas de austeridad propuestas por la Unión Europea.
Melenchon obtuvo 21.95% de los votos quedando de nuevo en tercer lugar. Sin embargo, llamó a sus simpatizantes a votar por los candidatos de su partido en las elecciones legislativas a celebrarse entre el 12 y el 19 de junio para obtener la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional. Esto le permitiría obtener el puesto de primer ministro.
Para la segunda vuelta, contendieron Emmanuel Macron y Marine Le Pen. Esta última ha expresado un discurso contrario a la inmigración y a la equidad de género. De igual manera, ha sido particularmente dura en contra de la comunidad musulmana a raíz de distintos atentados terroristas, tales como: el asalto armado al bar Bataclan de París en 2015 o el atropellamiento masivo de Niza en 2016; pues considera que las interpretaciones rigoristas del Corán y la Sharia fomentaron estas acciones.
Se debe señalar que el discurso extremista de Marine Le Pen se ha construido desde la fundación del partido Frente Nacional por su padre, Jean Marie Le Pen, en 1972. A los planteamientos contrarios a la inmigración sostenidos desde los años setenta se añadía en esa decáda una tendencia antisemita que desapareció de su propaganda partidista a principios de siglo, cuando su líder tuvo posibilidades reales de alcanzar el Eliseo en 2002.
La victoria de Macron en las elecciones del domingo, se entiende como un voto de rechazo a las ideas de Le Pen más que como una demostración de apoyo al actual presidente. Un dato contundente que demuestra la decepción del pueblo francés hacia ambos políticos es la tasa de abstención, situada en 28% de la lista nominal, la más alta desde la fundación de la V República. Por lo tanto, en esta ocasión se repitió el fenómeno del voto útil que permite frenar el avance de la extrema derecha, mismo que permitió la reelección de Jacques Chirac en 2002 y el primer triunfo del actual gobernante.
Pese a que Macron seguirá en el Palacio del Elíseo hasta mayo de 2027, el gobierno no ha quedado conformado en su totalidad. Al poseer Francia un régimen semipresidencial el gobierno es conducido en conjunto por el presidente de la República y el primer ministro, siendo este último electo por la Asamblea Nacional, cuya renovación se dará tras las elecciones legislativas a realizarse entre el 12 y 19 de junio próximo. Será importante analizar si el partido de Melenchon logra ganar la mayoría de los asientos obligando a una cohabitación [2] en el gobierno o, por el contrario, La République en Marche, el partido de Macron, gana esos comicios reteniendo el puesto para Jean Casteix.
Notas:
[1] La primera gran derrota sufrida por Los Republicanos y el Partido Socialista fue en las elecciones de 2017.
[2] El fenómeno de la Cohabitación se da cuando el primer ministro es de un partido político distinto al del presidente de la República.