Ricardo Toledo

toledoricardo@politicas.unam.mx

Luis Andrés González

luisnadresgg@erreizando.com


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Hoy en día, la literatura con temática LGBTTTIQA+ se ha vuelto muy popular por mostrar(nos) experiencias que las personas que se identifican como tal han sufrido o nunca habían podido vivir. Se trata de textos que evidencian cosas tan simples como el roce de las manos entre dos adolescentes, el re-encuentro y aprendizaje de la sexualidad de unx mismx sin temor a ser excluidx, entre otros que fungen como escenarios o momentos que requieren un valor extraordinario para personas queer. Este tipo de literatura alienta a normalizar nuestra existencia fuera de la [1] heteronormatividad obligatoria. 

Por lo anterior, estos escritos nos muestran que formas otras[2] de ser, existir y habitar nuestra sexualidad y género son posibles. Nos permite pensar: ¿Qué pasaría si el mundo fuera como lo que leemos y vemos en las series y novelas? Es decir, que todos nuestros sueños y anhelos no cumplidos se pudieran hacer realidad tal cual lo leemos y vemos en la literatura ficticia y en las series “palomeras”. Nos dan la oportunidad de sentir lo que no pudimos vivir en nuestros contextos. 

Así, estas historias novelescas, muchas de las cuales se adaptan a la pantalla chica, nos pemiten pensar que un amor romántico homosexual, queer o trans  es posible. Llena de esperanza y añoranza aquel vacío o hueco que nos dejó la vida cuando no se nos permitió ser, sentir, pensar, amar o soñar por prejuicios homo-, bi-, o transfóbicos. 

Dentro de éstas literaturas libertarias y esperanzadoras, populares hoy en día, se encuentra Heartstopper[3]. Esta novela gráfica nos muestra la evolución, el reconocimiento y la aceptación de jóvenes hacia su orientación sexual, su sexualidad y su manera de expresarla ante los demás. Además, se compone de una narrativa reconfortante para personas LGBT+ que permite pensar en un mundo con menos violencia y más amor.

Heartstopper presenta la vida de un adolescente homosexual, Charlie, que, por la necesidad de sentir amor romántico, cae en una relación desafortunada con una persona que no se acepta. En contraste, más adelante, encuentra a un chico, Nick, que no ha tomado el tiempo de pensarse más allá de la heterosexualidad normalizada. Al conocerse, Charlie reconoce que se siente atraído por Nick pero sabe que podría ser agresivo el esperar algo sexo-afectivo de alguien que asume es heterosexual; mientras que el segundo cae en cuenta de que sus sentimientos por Charlie no son los que normalmente tiene por sus otrxs amigxs y entra en un conflicto consigo mismo por entenderse. 

El esperanzador resultado es que Charlie y Nick están abiertos a conocerse e incluso comenzar una relación romántica sin prejuicios ni etiquetas. Nick trata de entenderse a si mismo y a su sexualidad sin la obligación de ser heterosexual y sabiendo que hay mas identidades que son igualmente validas. Charlie es respetuoso y paciente, por lo que da espacio al autodescubrimiento de Nick.

El entorno en esta obra es clave. Alrededor de los personajes principales hay otras identidades sexo genéricas (lesbianas, personas trans-) que crean un ambiente saludable para fomentar el desarrollo libre de Charlie y Nick. Además, sus familias son de una clase media británica medianamente educada en los temas. 

De tal forma, tanto en su presentación literaria (novela gráfica) como en su adaptación audiovisual (serie de televisión hecha por Netflix), esta serie permite avanzar hacia la construcción de identidades sexogénericas libertarias y revolucionarias, sin prejuicios, pues visibilizan situaciones reales y, a diferencia de productos culturales anteriores, sobreponen la ternura ante la fetichización[4] de la homosexualidad. 

Pero ¿cómo estas literaturas pueden construir identidades sexogenéricas otras? El factor más importante en este sentido es la visibilización cultural. El hecho de que estos mensajes sean diseminados en medios masivos y en la cultura pop son un primer avance en la (auto)aceptación de cualquier persona. Permite reconocer que en el mundo hay más personas cercanas a nuestras identidades y abre espacios para la liberación personal que, sobre el tiempo, dará paso a identidades otras. 

Cabe hacer énfasis aquí en el debate de si esto realmente llegará a las personas que realmente han sido marginadas por la sociedad; sea porque son económicamente inaccesibles o por que siguen prohibidas en sus contextos. Al mismo tiempo, se puede dudar de si el mensaje que contienen estas obras llega a los sectores de la población que dan lugar a la discriminación que probablemente no se adentrarán  a conocer el mensaje de la aceptación por medio de la serie. ¿Es realmente efectivo para crear, visibilizar y liberar todas las identidades LGBT+? La respuesta que sostenemos es que sí, no tanto porque eduque a las otras personas, sino porque reconforta y alimenta el espíritu de las personas que han vivido esa violencia y exclusión para que sigan en la lucha por sí mismxs. 

Una vez entendida la importancia de la literatura como mecanismo de identificación para liberarse y entenderse, cabría poner ejemplos de subversión literaria para la liberación de la comunidad LGBTTTIQA+. En este punto también es prudente identificar el fenómeno a otras latitudes, en donde la experiencia de asumirse y existir como queer es diferente a la de contextos históricamente hegemónicos. Sobre todo hay que tener en cuenta estudios de Relaciones Internacionales que intentan explicar cómo se diferencia la vivencia de identidades creadas en períodos (neo-)coloniales.
De tal forma que, los ejemplos que se presentan adelante  son autores homosexuales latinoamericanos que rompen con la concepción “universal” de lo que debe o puede ser un homosexual y trascienden esa idea al abordar circuntacias, contextos y espacios propios de América Latina. Se cuestiona la homosexualidad homogeneizadora[5] (y con pretenciones universales), aquella que plantea y reproduce la dicotomía heteronormativa donde se segrega a la homosexualidad en dos polos: el homosexual masculino e hipersexualizado por su cuerpo fornido, y el homosexual femenino sumiso y “delicado”. Se rechaza la homosexualidad construidad y reproducida desde el privilegio racial (que implica que lo blanco es y debe ser lo mas atractivo), de clase (donde el privilegio permite salir o no del closet con consecuencias) y heteronormativo (en cuyo caso pareciera que el alago “no se te nota lo gay” es el sueño de todo homosexual del Norte Global).

Así, se crearon, desde cada contexto local, nacional y regional, formas de vivir y demostrar la homosexualidad atravesada por las tres categorías sociales: raza, clase y sexo-género. De esta manera, se pueden nombrar tres casos particulares que dan cuenta de este acto de cuestionamiento a la homosexualidad normativa:  Pedro Lemebel en Chile,  Néstor Perlongher en Argentina, y José Joaquín Blanco en México.

  • Pedro Lemebel: “mariconaje guerrero”

La construcción de la homosexualidad de Lemebel es una lucha y resistencia contra el modelo gay imperialista norteamericano, pues plantea una “homosexualidad proletaria” donde la liberación sexual se complementa con la liberación social.

La crítica no sólo es a un modelo estadounidense impuesto, sino también a una clase media y alta homosexual que habla y conceptualiza lo homosexual desde el privilegio y que no cuestiona el sistema, porque pretenden o aspiran a ser parte de él. 

Asimismo, reivindica y defiende lo femenino, desde un planteamiento y una critica feminista, al expresar el total rechazo a una homosexualidad hipermasculinizada.  Es así que, asume y nombra como resistencia un mariconaje guerrero que pretende una alianza de solidaridad y de complementariedad de lo femenino en lo masculino. Por ello, en su texto Manifiesto (Hablo por mi diferencia) (1986) llama a concientizar la magnitud de la violencia a quienes aspiran a un amor homosexual:

¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?

Y no hablo de meterlo y sacarlo

Y sacarlo y meterlo solamente

Hablo de ternura compañero

Usted no sabe

Cómo cuesta encontrar el amor

En estas condiciones

Usted no sabe

Qué es cargar con esta lepra

La gente guarda las distancias

La gente comprende y dice:

Es marica pero escribe bien

Es marica pero es buen amigo

Súper-buena-onda

Yo no soy buena onda

Yo acepto al mundo

Sin pedirle esa buena onda

Pero igual se ríen

Tengo cicatrices de risas en la espalda (…)

(…) Mi hombría fue morderme las burlas

Comer rabia para no matar a todo el mundo

Mi hombría es aceptarme diferente

Ser cobarde es mucho más duro

Yo no pongo la otra mejilla

Pongo el culo compañero

Y ésa es mi venganza (…)

  • Néstor Perlongher: Los devenires minoritarios

Néstor Perlongher, plantea y procura profundizar en sus escritos los devenires minoritarios (2016) como conciencias de las contextualizaciones propias de la América latina. Específicamnete, el devenir prioritario en la lucha y resistencia homosexual es el devenir muejer[5] como acto de existencia disruptiva sexual, social y política.

La disidencia sexual no es abandonar o eliminar las identidades para construir otras, sino es nutrir las ya existentes en Latinoamérica  a partir de devenires que interconecten las situacionalidades y esferas de cada individuo.

  1. José Joaquín Blanco: La marginada homosexual

José Blanco plantea la necesidad de nombrar las carencias y las desigualdades que lxs homosexuales del Sur Global sufren en su travesía por aceptarse y afrontarse dintintxs a la heteronormatividad. Las dificultades ya no son solamente sexogenéricas, sino particularidades propias de la clase, la raza y la sociedad. Así, el autor en su obra, Ojos que da pánico soñar (1979) apunta:

No me atrevo a hablar de la homosexualidad en la miseria. Somos tan poca cosa (homosexuales de clase media) frente a ella; esos homosexuales de barrio, jodidos por el desempleo, el subsalario, la desnutrición, la insalubridad, la brutal expoliación en que viven todos los que no pueden comprar garantía civil alguna; y que además son blanco del rencor de su propia clase, que en ellos desfoga las agresiones que no pueden dirigir contra los verdaderos culpables de la miseria: esas locas preciosísimas, que contra todo y sobre todo, resistiendo un infinito totalizante que ni siquiera imaginamos, son como son valientemente, con una dignidad, una fuerza y unas ganas de vivir, de las que yo  y acaso también el lector carecemos. Refulgentes ojos que da pánico soñar, porque junto a ellos los nuestros parecerán ciegos. 

En fin, la literatura es un medio para evidenciar y generar consciencia de identidades sexo-genéricas otras. Tanto porque, en algunos casos, visibilizan formas de vivir, como porque dan fuerza y pertenencia a las personas que siguen luchando consigo mismxs o con su entorno. Genera esperanza y anhelo. 

Es importante, sin embargo, seguir marcando las diferencias que hay entre el Norte Global y el Sur Global con respecto a la experiencia de identidades sexo-genéricas otras. No es lo mismo lo que veremos en Heartstopper de una Gran Bretaña históricamente privilegiada y colonizadora a un México (neo)colonizado y empobrecido. Incluso dentro de México no será lo mismo de clases medias-altas a las proletarias. Estas historias deben de verse en la justa dimensión de ficción esperanzadora con conciencia de que no son lecciones universales. 

En conclusión, en este Mes del Orgullo, podemos tomar fuerza de la creciente visibilización de nuestras identidades LGBTTTIQA+. Leamos, disfrutemos e ilusionémonos. No olvidemos, sin embargo, que el PRIDE sigue siendo una lucha por nosotrxs mismxs y por las personas que han sido marginadas, violentadas y hasta asesinadas. Es una lucha por ser libres de amar y vivir como queramos, pero siempre con conciencia de nuestro lugar de enunciación. Usemos Heartstopper para ilusionarnos y tomar fuerza en la siguiente lucha.


Notas:

[1] Adrienne Rich, dentro de sus planteamientos como mujer lesbiana, denuncia la heterosexualidad como una orientación obligatoria que permea las actividades sociales del ser humano. Esta heterosexualidad obligatoria se desarrolla en conjunto y a través del capitalismo, ya que le es funcional en la medida en que permite la procreación de más seres humanos, mismos que en un futuro se convertirán en mano de obra y “recurso humano” para el funcionamiento y andamiaje del sistema.

[2] De acuerdo con Walter Mignolo y la propuesta de(s)colonial latinoamericana, es de suma importancia nombrar las opciones disruptivas que se generan fuera del sistema. Por ello, es muy distinto escribir “otras opciones” a “opciones otras”, ya que, mientras la primera acepción hace referencia a opciones alternativas desarrolladas dentro del sistema sin cuestionarlo, la segunda acepción sugieren alternativas que sí cuestionan la dinámica dominante.

[3] Heartstopper es una novela gráfica que nació en 2018 como una webcomic escrita e ilustrada por Alice Oseman. Esta historia está constituida por cuatro volúmenes (el quinto en proceso) que cuentan el surgimiento y evolución del romance entre Nick y Charlie. Tras el éxito literario de la novela, Netflix decide realizar una adaptación en 2022, creando así la famosa serie de la que todos hablan y se identifican. 

[4] Esta exotización o fetichización de la homosexualidad o la diversidad sexual puede ser entendida en cuanto ésta es utilizada única y exclusivamente para causar morbo o para hipersexualizar a personajes pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQA+ con el simple propósito de generar más visualizaciones o fama.

[5] Entendemos a la homosexualidad homogeizadora como el acto de universalizar valores, actitudes, formas de vestir, actuar, vivir, sentir, pensar y ser que vienen exportadas de Europa o Estados Unidos. Estas actitudes homosexuales son en su gran mayoría atravesadas por un privilegio de clase, raza y con pretensiones heteronormativas. Por ello, no responden a contextos o situaciones locales propias de cada región.