La construcción musical latina y la ruta de la esclavitud



Vania Pasarán

vaniapasaran@erreizando.com 


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Nuestra América se encuentra llena de cultura, colores y sonidos; su música siempre se ha caracterizado por tener mucho ritmo y un tinte tropical. La similitud que existe entre sus ritmos procede de un pasado de dominación compartida. Acompáñanos en este viaje guiado por los géneros que marcan la ruta de la esclavitud, los cuales nos demuestran que, sin importar la distancia o el tiempo, todos en América Latina tenemos un origen común.

La migración es una pieza fundamental para comprender el origen y significado de América. Desde su conquista hasta la actualidad, el movimiento de personas en la región ha sido muy agudo y, con el paso de los años, la situaciones políticas y sociales han elevado el movimiento poblacional, facilitando el desplazamiento de culturas, el nacimiento de nuevas expresiones o la distinción de algunas culturas por sobre las demás gracias a su nivel de popularidad.

La conquista española de América propició una serie de olas migratorias forzadas: “entre 1525 y 1866 [los españoles] transportaron 11 millones de africanos esclavizados”, favoreciendo el reconocimiento mutuo de la diversidad cultural entre África y Nuestra América. También, la conquista tuvo como consecuencia interna la expansión de la religión y la música, así como de las costumbres, las lenguas y las actividades cotidianas, pero, sobre todo, permitió el surgimiento de nuevas cosmovisiones a partir de dos o más formas de ver el mundo.

Issabelle Leymarie describe a este hecho como mestizaje cultural porque construye nuevas formas de expresión e identificación [1] dentro de la región, en donde “la hermandad cultural se encuentra por encima de cualquier otra cosa”, incluso del nacimiento formal de los Estados-nación y de los nacionalismos, es decir, deja entrever fácilmente el origen común de los Estados.

La música posee significados y concepciones diferentes; algunas parten de perspectivas académicas y otras desde lo “popular”, denominado así por excluir algún término o explicación de origen académico. Una parte fundamental de su diversificación es la variedad de géneros y estilos que la distinguen; el ritmo, la melodía y la armonía caracterizan de manera distinta a cada uno y estos se van diferenciando respecto del lugar donde pertenecen. 

La presencia africana, mayoritariamente en el Caribe y en Brasil, se debió a su condición de tierra esclava y representó la migración trasatlántica más grande en la historia de la humanidad. Sin embargo, el legado que dejó y migró a lo largo y ancho del continente, permitió construir una senda caracterizada por música llena de ritmos diversos que, sin importar de donde se aborde, permite el traslado musical independientemente del punto de partida.  

Situándonos en Brasil, la samba es un género y una danza que nació en Río de Janeiro; en un principio, el baile era entendido y puesto en práctica como símbolo de fecundidad [2] y, pese a que con el paso de los años transformó su significado, el género mantuvo su composición instrumental con percusiones y se convirtió en uno de los emblemas más importantes de los Carnavales en Brasil.

La bossa nova fue una propuesta musical innovadora dentro de Brasil, ya que utilizó ritmos similares a los del jazz, que se encuentran en un tiempo musical contrario al de la samba. Esto se debe a que, desde su concepción, el género buscó romper con la costumbre e impulsar el anticonvencionalismo, por ello contaba con un estudio y escritura musical determinada. [3]

Otros de los ritmos americanos afrodescendientes más reconocidos se encuentran arraigados dentro de la cultura cubana, donde surgió el candomé [4] y, bajo la influencia europea, se presentó la contradanza [5]. Este ritmo específicamente proviene del viejo continente, sin embargo, logró adaptarse y modificar su composición rítmica, que más tarde dio pie al nacimiento del danzón, los boleros, las habaneras y el son cubano, los cuales, de manera conceptual, son algo similar al son del negro originario de Colombia o el son jarocho de México.

Es importante mencionar que, aparte de las influencias continentales del exterior, la desestabilidad política y social de los países americanos impulsó una serie de movimientos migracionales determinantes en la construcción de la identidad latinoamericana, que se vio reflejada en la creatividad de los autores musicales a través de sus letras y sus composiciones con la creación de nuevos géneros. Uno de los movimientos más representativos para esta cuestión es el éxodo cubano de mediados del siglo XX.

Tanto el mambo como el cha cha chá marcaron un antes y un después dentro de la música en América Latina de 1930. Gracias a su popularidad, los migrantes cubanos amantes del jazz que radicaban en Nueva York hicieron una adaptación totalmente caribeña con el jazz latino. Por otro lado, los migrantes de Puerto Rico impulsaron la salsa, que proviene de una combinación de ritmos indios y africanos, y que también obtuvo gran popularidad en toda la región.

La aceptación de estos géneros llamados latinos tomó fuerza a partir de la segunda mitad del siglo pasado gracias al asentamiento formal de la industria musical latinoestadounidense, que comenzó a invertir, producir y distribuir materiales discográficos. Estos materiales propiciaron el reconocimiento y unificación de América Latina a través de la música, convirtiendo a este sector en uno de los mercados más redituables al promover actividades colectivas como el baile e, indudablemente, preservar la música como parte esencial de nuestra identidad y vida.

La expansión del colonialismo europeo en América Latina modificó las formas originarias de vivir y estableció nuevas con grandes cargas culturales. Un aspecto interesante es que, pese a que la conquista fue europea, la identidad cultural de la música y la danza fue establecida, en gran medida, por las aportaciones culturales africanas provenientes de la migración forzada.

El fenómeno del desplazamiento poblacional dentro de Nuestra América es determinante y, aunque en la actualidad frecuentemente se realiza de manera voluntaria, es indispensable reconocer que ha permitido la difusión y construcción de nuevos géneros musicales. Que este medio es y será, el hilo conductor de la difusión y el establecimiento de una identidad regional a través de expresiones culturales continentales.

Por último, pese a que existen una serie de organismos regionales que han pretendido unir a América, estos han fracasado por ponderar cuestiones institucionales por encima de todo y porque han ignorado los símbolos que nos identifican y nos unen más allá de las fronteras. Al respecto, también se debe considerar que mucho de este trabajo no considerado y desprestigiado por las instituciones, se ha llevado a cabo gracias a la migración.

La música dentro de América es un referente y un lenguaje universal que nos identifica y nos une; le da un toque distintivo a la relación que poseen los Estados entre sí, porque sobrepasa la división en nacionalidades y territorios. Todo esto ha sido posible gracias al movimiento migratorio que nació de la conquista y que hoy se complementa con la voluntad de millones de personas que trasladan consigo las ideas, ritmos, creencias y cosmovisiones que diversifican a nuestro continente.


Notas:

[1] Villanueva, Carlos (2013) “LEYMARIE, Isabelle. La música latinoamericana: danzas y ritmos de un continente. Traducido por Isabel Romero; editado por Sebastián Deleau y Béatrice Peyret-Vignals. Barcelona: Ediciones B, 1997. 128 p. Traducción de: La musique sud-américaine: rythmes et danses d ́un continent. ISBN: 84-406- 7705-7.”, Asociación Española de Americanistas, Universidad de Murcia, España.

[2] Pérez Santiago (2012) “Una aproximación a la música brasileña:géneros e historia”, Revista de Música Hodie, v.12 pp.302.

[3] Idem. 

[4] Número musical creado por tres tambores de diferentes tamaños

[5] Género musical originario de europa, principalmente de Inglaterra 

3 comentarios sobre “La construcción musical latina y la ruta de la esclavitud

  1. Me encantó el análisis de los orígenes musicales de nuestro mundo, pero más que nada, su interrelación. Eso no me lleva a otra cosa mas que a pensar en la hermandad que en realidad existe entre los individuos, a pesar de las pantallas, caretas, posturas y supuestas diferencias que parecen haber y surgen continuamente entre cada un@ y/o grupos. Muchas gracias Vania. Muchas gracias Erreizando!! Ü

  2. La música es un vestigio vivo de la historia y de manera sspecial muestra total de las múltiples conexiones de la historia.
    “Lo español” que llegó a las tierras continentales de América trajo consigo también una historia negra y árabe que da fe de relaciones intercontinentales anteriores a las invasiones de este continente.
    Y la música nunca dejó de evolucionar.
    Por otro lado me gustaría polemizar jajaja y preguntarle a Vania si cree que la unidad latinoamericana fue y es posible.
    Mi respuesta por varios motivos es que no y ya habrá tiempo para discutirles pero me gustaría saber la opinión de Van.

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