El mundo se está ahogando en plástico



Dulce Alicia Torres Hernández

Colaboradora Invitada


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Hoy en día el plástico está presente en la vida diaria de todas las personas, se utiliza en botellas de agua, productos de higiene personal, utensilios de cocina, empaques de alimentos, artículos médicos, etc. Resulta difícil concebir un mundo sin él, y también es imposible reducir a cero la industria plástica. Sin embargo, es importante generar consciencia sobre los impactos que ha traído consigo su producción y consumo y buscar vías alternativas.

El plástico, formado por una serie de moléculas llamadas polímeros, es un material ligero, higiénico y resistente que posee la capacidad de ser moldeado en distintas maneras y utilizado en una amplia gama de aplicaciones [1]. Se caracteriza por tener alta vida útil y costos de producción bastante económicos. Desde la segunda mitad del siglo XX su producción a nivel mundial se disparó de manera alarmante y los efectos negativos en el medio ambiente, en la salud humana y en la esfera económica han comenzado a prevalecer.

El último informe publicado por la asociación empresarial PlasticsEurope, intitulado Plastics – the Facts 2020, dio a conocer que la producción global de plásticos tuvo un incremento de nueve millones de toneladas durante el año 2019. Mientras que en 2018 se registró una producción global de 359 millones de toneladas, en el año 2019 se contabilizó un total de 368 millones. De esta última cifra se calcula que 51% de la producción provino de Asia −donde China destacó con 31% y Japón con 3%−, 19% de América del Norte −Canadá, Estados Unidos y México−, 16% de Europa, 7% de Medio Oriente y África, 4% de América Latina y 3% de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Entre los principales sectores que lideran la producción se encuentran el embalaje, la edificación y construcción y los textiles. De los casi 400 millones de toneladas de plásticos que son producidos cada año a nivel mundial se calcula que aproximadamente un 36% son envases. Lo preocupante es que los envases plásticos generalmente son diseñados para un solo uso, lo que provoca que sean desechados de manera inmediata [2].

De acuerdo con el portal Our World in Data, en 2015 se contabilizaron 141 millones de toneladas de residuos plásticos pertenecientes a la industria del embalaje. Inclusive, recientemente se dio a conocer que Coca-Cola, PepsiCo y Nestlé son las compañías que encabezan la contaminación plástica. No obstante, los envases son solo un sector entre todos los que tienen participación en la generación de residuos.

Pero ¿por qué resulta tan alarmante que los residuos plásticos se encaminen hacia una pendiente creciente? En primer lugar, porque son una gran fuente de contaminación del aire, agua y tierra. El plástico no se degrada fácilmente, por lo que se acumula en los vertederos y basureros o se desecha en el medio ambiente, la única forma de eliminarlo definitivamente es exponiéndolo a altas temperaturas que generan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) [2].

En segundo lugar, porque representan peligros para la vida animal y para la salud humana. Los plásticos pueden provocar asfixia, ingesta, enredo y muerte en animales silvestres y marinos. Así mismo, los productos químicos tóxicos que suelen ser añadidos a los plásticos durante el proceso de manufactura son ingeridos por los animales a través de la ingesta y, finalmente, logran ingresar a la cadena alimenticia de los seres humanos. Por otra parte, los residuos plásticos que terminan varados en las calles implican el riesgo de obstrucción de alcantarillas y la propagación de enfermedades al proveer caldos de cultivo. En tercer lugar, porque generan amenazas a la economía. El turismo, la pesca y la agricultura son los principales sectores que se ven perjudicados por la contaminación plástica [3]. En cuarto lugar, porque un gran porcentaje de los plásticos son inviables de reciclar.

Contrario a lo que comúnmente se nos hace creer, solo cuatro de las siete clasificaciones de los plásticos son factibles de reciclar. Aunque el logotipo de las clasificaciones posee el triángulo del reciclaje no significa que todos puedan ser reciclados.

Las siete categorías por las que suelen distinguirse los polímeros son las siguientes:

1) PET o PETE (Tereftalato de Polietileno): Botellas de agua y otras bebidas, recipientes para el suministro de líquidos de limpieza, envases de alimentos, bandejas de galletas, etc.
2) HDPE (Polietileno de Alta Densidad): Botellas de leche, bolsas para congelador, botellas de champú, recipientes de helado, etc.
3) PVC (Cloruro de Polivinilo): Tuberías, herrajes para ventanas, aislamiento térmico, piezas de automóviles, etc.
4) LDPE (Polietileno de Baja Densidad): Bolsas, bandejas, recipientes, envoltura retráctil para envolver alimentos, etc.
5) PP (Polipropileno): Platos aptos para microondas, recipientes de alimentos, bolsas de papas fritas, tapas de botellas, autopartes, etc.
6) PS (Poliestireno): Recipientes para llevar, cubiertos, platos, vasos, etc.
7) Otros (Otros plásticos): Lentes de sol, productos acrílicos, biberones, paquetes de algunos alimentos, etc.

De estas, solo el PET, el HDPE, el LDPE y el PP son considerados fáciles de reciclar, mientras que la clasificación perteneciente a “otros plásticos” es prácticamente inviable. La razón principal de que no todas las clasificaciones puedan ser recicladas radica en lo costoso del proceso y en la dificultad que representa. La industria del reciclaje se encarga de la minuciosa tarea de separación, los hombres y mujeres que trabajan en esta industria deben pasar horas frente a los montones de basura interminables para separar los plásticos aptos para ser reciclados de aquellos que no lo son, lo que en muchas ocasiones no es financiable [4].


China, hasta hace poco, solía ser el centro de un poderoso mercado del reciclaje. De acuerdo con el portal Atlas of economic complexity, la importación de residuos plásticos a nivel mundial estuvo liderada por China desde mediados de la década de 1990 hasta el año 2017. Las importaciones chinas representaban prácticamente el 50% de los residuos plásticos a nivel mundial, sin embargo, la excesiva contaminación plástica en el país orilló al gobierno a decretar una prohibición a la importación de varios tipos de desechos plásticos −incluyendo el PET− a partir del año 2018 [5]. Esta política modificó el destino de las exportaciones a nivel mundial y apresuró la búsqueda de nuevos mercados de oportunidad para la industria del reciclaje.

El Sudeste Asiático pronto se convirtió en el nuevo mercado de oportunidad, en donde la mano de obra barata es uno de los factores más atractivos. Recientemente, Malasia ha sido nombrado como “el basurero del mundo”, pero países como Tailandia, Vietnam e Indonesia también están siendo afectados por la importación de residuos plásticos en cantidades desorbitantes. En 2018 Malasia fue el principal importador de residuos plásticos a nivel mundial con 7, 84%. A su vez, en el mismo año, Estados Unidos lideró la exportación de residuos plásticos con 12, 64%, seguido por Alemania con 12, 26% y por Japón con 10, 97%. Esto indica que los países en vías de desarrollo están concentrando una gran cantidad de contaminación plástica proveniente de los países desarrollados.


Our World in Data ofrece una proyección de la cantidad de residuos plásticos desplazados como resultado de la política china. Tal proyección muestra tres niveles de prohibición: 50%, 75% y 100%. En 2018 se calculó que la prohibición de importación en un 50% representó que 7, 90 millones de toneladas de residuos plásticos que generalmente eran importados por China fueron desplazados hacia otras zonas. Para 2030 el mismo porcentaje de prohibición equivaldrá a que 55, 33 millones de toneladas de residuos plásticos serán desplazados a otras zonas, inclusive de manera ilegal.

Un estudio publicado por la revista Science Advances en 2017 dio a conocer que entre 1950 y 2015 se acumularon 300 millones de toneladas de residuos plásticos, de los cuales únicamente 9% fue reciclado, 12% incinerado y el resto acumulado en los vertederos y basureros o desechado en el medio ambiente. Hoy en día, la tasa de plásticos que son reciclados a nivel mundial sigue siendo insuficiente comparada con la tasa de su producción.


Entonces, ¿qué podemos hacer? Aunque la sociedad internacional ha realizado esfuerzos al respecto, lo cierto es que no se ha llegado a los objetivos esperados. El Compromiso Global por la Nueva Economía de los Plásticos, firmado en el año 2018 por compañías como Danone, Grupo H&M, L’Oreal, PepsiCo, The Coca-Cola Company, Unilever, entre otras, pretende eliminar los empaques plásticos problemáticos o innecesarios, sustituir los empaques desechables con otros reutilizables e innovar para garantizar que el 100% de los empaques pueda ser reciclado, sin embargo, algunas de estas compañías siguen formando parte de los grandes contaminadores de plástico.

Una luz verde que podría marcar el camino a partir de 2021 es la prohibición del Convenio de Basilea a la exportación de residuos plásticos contaminados sin el consentimiento previo del país receptor, lo que ayudaría a reducir los riesgos de la contaminación plástica y de la entrada ilegal de importaciones.


En lo que respecta a nosotros como consumidores, hacer cambios en nuestra conducta y modificar hábitos puede lograr un cambio significativo. Ser conscientes de lo que consumimos y de lo que realmente necesitamos puede disminuir las compras innecesarias. Buscar alternativas más sostenibles como la compra de ropa de segunda mano, el uso de frascos de vidrio a manera de contenedores, la utilización de champú en forma sólida, el empleo de botellas reutilizables para evitar la compra de agua embotellada, etc., pueden ser efectivas.

Las bolsas de tela también han sido percibidas como una buena alternativa, pero lo cierto es que una bolsa de tela hecha con algodón orgánico 100% natural necesita ser reutilizada 20 mil veces para igualar las emisiones de GEI de una sola bolsa de plástico, lo que resulta preocupante considerando que todos poseemos más de una sola bolsa de tela en casa. Si dejamos de acumular las bolsas de tela y reutilizamos las que ya tenemos podríamos generar un mínimo impacto positivo, aunque también existen alternativas para la elaboración de bolsas con ropa vieja, lo cual podría ser una mejor opción. Finalmente, delegar la totalidad del problema a los consumidores es irresponsable, las mejoras en los sistemas de gestión de residuos y las prohibiciones y regulaciones políticas por parte del gobierno también son primordiales para reducir los niveles de contaminación plástica en el mundo.

Ser conscientes de la realidad en la que vivimos nos ayuda a comprender las crisis sociales, políticas y económicas que enfrentamos. La pandemia de Covid-19 que vivimos hoy es, en parte, resultado de la transgresión humana a la naturaleza. Las consecuencias están impactando en todos los ámbitos de la vida y, sin duda, el incremento de residuos plásticos en 2020 será parte de ello.


Notas: 

[1] ONU Medio Ambiente. (2018). Plásticos de un solo uso: Una hoja de ruta para la sostenibilidad.

[2] Ídem

[3] Ídem

[4] Ídem

6 comentarios sobre “El mundo se está ahogando en plástico

  1. Mientras los intereses económicos estén de por medio va a ser muy difícil pero si nosotros hacemos conciencia vamos a dejar un mundo mejor a nuestras generaciones

    1. Hola Alfredo.
      ¿Cuando dices interés económico te refieres al de las grandes empresas?
      Tu y yo tenemos intereses económicos que no abonan a la crisis ambiental y que más allá de eso son legítimos en las sociedades que intercambian bienes y servicios.

  2. Efectivamente, el Covid-19 es una clara muestra de que nuestro planeta está sufriendo y lamentablemente es por nuestra culpa. Tenemos que trabajar en equipo, cambiar hábitos, comenzar a valorar nuestro hogar🌎

  3. E el pasado en Erreizando nos platicaron sobre los derechos de la pandemia y tiene muchísimo que ver con esto.
    En Netflix hay una serie que se llama “sociedad de consumo” en el que abordan específicamente la responsabilidad de las grandes transaccionales respecto al tema, apuntando que la acción individual no puede hacer mucho, más, si consideramos la actual pandemia.
    Pregunta para Alicia.
    ¿Crees que la pandemia a incrementado o disminuido la posibilidad de un consumo de plástico responsable?

    1. ¡Hola Leonel! Desde mi punto de vista, la pandemia ha disminuido la posibilidad de un consumo de plástico responsable. Las nuevas medidas de higiene implementadas a raíz de la pandemia han incrementado de manera alarmante el consumo y desecho de plásticos, desde las mascarillas desechables hasta el uso de bolsas plásticas como envoltorio para cubiertos en restaurantes o para la venta de pan en panaderías. Si bien el plástico ofrece cualidades satisfactorias para mantener buenas medidas de higiene, su uso en exceso representa altos costos ambientales. Por tanto, me parece que un consumo de plástico responsable depende tanto de reducir nuestro propio consumo como de encontrar nuevos materiales innovadores que logren sustituir los efectos negativos del plástico. Sin embargo, esto último no es tan sencillo considerando las dinámicas de producción internacionales.

      1. Completamente de acuerdo con ello. Y siempre quedará la búsqueda de las alternativas factibles para hacer un consumo responsable.

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