Balance general Tokio 2020 ¿Qué nos espera para París 2024?



Diana Bustamante Cruz

dianabuc@politicas.unam.mx


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La justa deportiva más esperada del año ha llegado a su fin y, con ello, todo lo que a su paso dejó. Después del largo tiempo en el que Japón esperó estas Olimpiadas, ahora podemos recapitular los elementos más importantes. El tan polémico anuncio con temática de videojuegos, proyectado en la ceremonia de clausura en las Olimpiadas de Río en 2016, dio a conocer la próxima ciudad olímpica, Tokio en Japón.

Este vídeo capturó a la audiencia con personajes memorables como Mario Bros de la compañía Nintendo, Los Super Campeones, Pac-man, Hello Kitty, entre otros, augurando la épica entrada al estadio brasileño del ex primer ministro japonés Shinzo Abe.  Ésta sería la señal de que Japón recibiría al mundo en 2020 de una forma espectacular, sin  esperar los cambios drásticos que sufriría la organización del país durante la administración de sus juegos.

Debemos decir que no son los primeros Juegos Olímpicos en Japón, y mucho menos los primeros postergados. Los Juegos Olímpicos de verano de 1940 fueron asignados a Japón por primera vez en la historia; sin embargo, el Comité Olímpico Internacional  (COI) obligó al país asiático a renunciar a ellos debido a conflictos regionales, el estallido de la Segunda Guerra sino-japonesa. La capital de Finlandia, Helsinki, sería ahora el escenario ideal para llevar a cabo la edición número doce de los juegos olímpicos modernos; aunque  tampoco pudo ocurrir pues fueron cancelados con motivo de la Segunda Guerra Mundial.

No sería hasta 1964 que Tokio recibiría sus primeros Juegos Olímpicos y después de 54 años, Japón buscaba el regreso triunfal a la justa olímpica en una casa moderna, digital e inmersa en el siglo XXI, cultural y tecnológicamente, pero la pandemia de COVID-19 provocó su retraso y la adecuación de su ambiente. Sin embargo, la resiliencia japonesa lleva también a recalcar algunas victorias de la sede olímpica.

Diseño, medio ambiente e historia en las Olimpiadas de Tokio 2020

La atmósfera de Tokio buscaba ser la combinación perfecta de lo ancestral y la modernidad digital. Los mejores ejemplos pueden ser las mascotas olímpicas que representan “la tradición y la innovación” del país asiático, según la definición de la organización, y la enorme recolección de materiales reciclables para la elaboración de las medallas olímpicas. Con ello, los Juegos Olímpicos de Tokio resonaron por tener una  innovadora visión sustentable de uno de los eventos deportivos más importantes. 

Miraitowa es la mascota olímpica azul, cuyo nombre está basado en las palabras japonesas “mirai”, que significa “futuro” y “towa”, que significa “eternidad”, representa el deseo de que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 conduzcan a un futuro de esperanza eterna. Su personalidad está inspirada en el proverbio japonés “aprende del pasado y desarrolla nuevas ideas”. Someity es la mascota paralímpica de color rosa, cuyo nombre viene de Someiyoshino, la popular flor de cerezo japonesa y la expresión en inglés so mighty (muy poderoso), inspirada en la capacidad de mostrar una gran fuerza mental y física; representa a los atletas Paralímpicos, quienes han superado obstáculos y han redefinido los límites de lo posible. 

La enorme colecta de dispositivos electrónicos desechables en todo Japón conocido como Proyecto Medalla Tokio 2020, tuvo como objetivo producir las medallas Olímpicas y Paralímpicas reciclando materiales eléctricos y electrónicos, tales como celulares, videojuegos, computadoras, cargadores, entre otros.  Esta campaña se llevó a cabo entre los años 2017 y 2019, creando un total de 5.000 medallas de oro, plata y bronce extraídas 100% del reciclaje de dichos productos.  Lo anterior aporta a la visión global por el medio ambiente y al objetivo nacional de contribuir a una sociedad sostenible y respetuosa con el medio ambiente, basándose en la Ley japonesa de Promoción del Reciclaje de Pequeños Residuos de Equipos Eléctricos y Electrónicos. La campaña se convirtió  así en uno de los legados de los Juegos de Tokio.

La imagen de los Juegos Olímpicos y sus medallas también se abrieron a una visión de pluralidad y participación. Con el fin de observar una amplia gama de diseños, Japón organizó un concurso abierto para escoger la cinta que sostendría las medallas.  Junichi Kawanishi resultó ganador y su diseño, elaborado con técnicas de estratificación de kimono tradicionales, se presentó al mundo con una visión tradicional pero a su vez novedosa. 

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Estas medallas fueron develadas durante la ceremonia “One Year to Go” y estuvieron acompañadas por hermosos ramos de flores,  cuyo significado era mucho más profundo de lo que se podría pensar. En 2011, el noroeste de Japón fue azotado por un terrible terremoto con una magnitud de 9.0 grados en escala de Richter, mismo que provocó un tsunami. Esto desató una situación de emergencia en la planta nuclear de Fukushima, así como la muerte de más de 20 mil personas. Podemos decir entonces, que los ramos son un símbolo del progreso en la reconstrucción de la zona y el agradecimiento japonés hacia todas las naciones que los apoyaron en uno de los años más difíciles de su historia.  

Crisis nacional por COVID-19 y Juegos Olímpicos

Las Olimpiadas de Tokio estuvieron rodeadas de tecnología mucho antes del año que pasará a la historia por una crisis económica y turística sin precedentes: 2020. Con la llegada de la COVID-19, Japón no estuvo exento de la pandemia al ser uno de los países asiáticos más golpeados por las grandes olas de contagios y la recesión económica. Incluso, meses antes de la decisión que deliberó el Comité Olímpico Internacional, los habitantes rechazaban la idea de que la justa olímpica se llevara a cabo en un país en el que la vacunación apenas empezaba con los adultos mayores.

Aún cuando las cifras de contagios repuntaron con la llegada de los atletas extranjeros a la ciudad, el Comité Olímpico Internacional no desistió. En medio de la declaración del cuarto estado de emergencia por COVID-19, desde abril hasta agosto del año en curso, y de varias protestas a favor de la cancelación de los Juegos Olímpicos que comenzaron desde el anuncio por parte del gobierno japonés al retomar la organización de la justa deportiva, hasta el día de la ceremonia inaugural,  se decidió que las olimpiadas no podían retrasarse más. Por ello, la ciudad restringió el consumo de alcohol de sus habitantes, las autoridades pidieron al público que se quedase en casa y se deliberó no otorgar preservativos a los atletas para evitar el contacto y aminorar los contagios. Aunque al final se les otorgaron, éstos no podían ser utilizados dentro de la Villa Olímpica para seguir con los protocolos de cero contacto físico. 

La decisión más difícil de tomar, puesto que el principal objetivo de las olimpiadas es la promoción del turismo, fue la de no contar con espectadores nacionales y mucho menos internacionales. Aún así, esto no aminoró la cifra de contagios: al contrario, la aumentó al punto en que en agosto del 2021 se declaraba como imposible controlar la propagación del virus en la capital. Japón se uniría así a la lista de países que luchan contra los aumentos repentinos atribuidos a la variante Delta. Esta decisión, no solo repercutió en el turismo del país, sino también en la retirada de empresas patrocinadoras de los juegos, quienes por esta opción, ante el dilema de vincular sus marcas al evento para aminorar la pérdida monetaria que supondría el no tener público, tal como lo hizo Toyota.

Ceremonia de apertura y tecnología

Tanto la ceremonia de apertura como la de cierre, estuvieron acompañadas de expectativas no cumplidas para el público internacional, que esperaba espectáculos llenos de tecnología, anime japonés y videojuegos. No obstante, el impresionante show de 1874 drones suspendidos sobre el estadio dibujando la Tierra y el logo de los juegos olímpicos con su elegante diseño de cuadros azules, obra de Asao Tokolo, y los pictogramas representando los deportes, asombraron a todos los televidentes en la ceremonia de apertura.

Intel Corporation fue la responsable de la experiencia olímpica con ayuda de la red 5G. Se trató de drones equipados con luces LED que crearon combinaciones programadas impresionantes, sin olvidar el encendido del moderno y visualmente atractivo e innovador pebetero, que se encontraba protegido por una cápsula en forma de flor evocando al monte Fuji, a cargo de la tenista Naomi Osaka en el último acto de la ceremonia, gracias a ello el Estadio Olímpico de Tokio lució monumental.

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Lo que resaltó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Un detalle que se debe rescatar es la segunda participación del Equipo Olímpico de Refugiados del Comité Olímpico Internacional; deportistas que huyen de sus lugares de origen debido a severos conflictos de índole política, social, económica e incluso religiosa, y quienes piden asilo al Comité Olímpico Internacional (COI). Su bienvenida oficial fue en Río 2016 pero para estas olimpiadas llegaron más fuertes que nunca. 

También resalta la participación de la Federación Olímpica Rusa (ROC), ya que Rusia no pudo competir con la bandera nacional, tras la sanción por parte de la Agencia Mundial Antidopaje a causa de los múltiples casos de dopaje que ostentaba el país, mismos que se reflejaron en el equipo oficial.  La nación se vio obligada a participar bajo la bandera de la Federación Olímpica Rusa y en lugar del himno nacional se escuchaba el Concierto no.1 de Pyotr Tchaikovsky.

En un inicio, Rusia fue suspendida durante cuatro años de los deportes a nivel mundial; sin embargo, en diciembre del 2020 obtuvo una victoria parcial cuando el Tribunal de Arbitraje para el Deporte redujo a dos años el veto que impuso la Agencia Mundial Antidopaje. Aún así, no tendrían permiso de presentarse en Tokio.  Considero que fue una muy buena estrategia enviar al Comité Olímpico Ruso en su representación, incluso si eso significaba que las medallas no fuesen para Rusia directamente.

Otro de los temas relevantes en Tokio 2020 fue la participación de atletas olímpicos con edades que oscilaban entre los 12 y  16 años en deportes como clavados, skateboarding y escalada, nuevos para esta edición. Se puede mencionar a la espectacular Quan Hongchan, quien se hizo viral después de conseguir medalla de oro con una rutina de clavados en donde obtuvo una calificación casi perfecta; Rayssa Leal, quien puso a todo América Latina al borde de sus asientos y sus compañeras Momiji Nishiya y Funa Nakayama, ambas de nacionalidad japonesa, conmocionaron a un público internacional que miraba atónito a niñas de 13 años disputar la medalla de oro, convirtiéndose en las primeras medallistas olímpicas de dicho deporte.

En resumen podemos decir que fueron unas olimpiadas muy humanas, tras la salida de Simone Biles de la competencia en gimnasia para cuidar de su salud emocional y, con este acto, la concientización de los problemas mentales y bloqueos emocionales por parte de los atletas de alto rendimiento. El feminismo también tuvo lugar cuando las gimnastas alemanas decidieron portar un traje de cuerpo completo y el equipo femenino noruego de voleibol mostró shorts en lugar del característico calzoncillo, una muestra de que ya no debemos sexualizar a las mujeres dentro del deporte. 

El compañerismo atlético se vio  reflejado cuando el qatarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco, por primera vez en la competencia de Salto de Altura Olímpico, quedaron empatados y por decisión unánime ambos ganaron la medalla de oro. Definitivamente fue uno de los momentos más conmovedores en Tokio 2020. 

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¿Qué nos espera para París 2024?

Para París 2024, permanecen los nuevos deportes olímpicos  inaugurados en estas olimpiadas con el objetivo de atraer a audiencias más jóvenes, tal como el surf, la escalada deportiva y  el skateboarding, exceptuando karate. Éste último fue añadido por parte de la ciudad anfitriona, ya que el Comité Olímpico Internacional a través de su Carta Olímpica, permite que el país anfitrión haga una lista con algunos deportes extra a los que ya se encuentran registrados.  

La exclusión del karate respondería al deseo de dar una dimensión más urbana del deporte de naturaleza más artística, por lo que se decidió agregar, en lugar del karate, al  break dance como disciplina olímpica. También se excluyó el béisbol porque el Comité consideró que no tenía la relevancia global necesaria para incluirlo; además, Francia no cuenta con ningún estadio equipado para albergar este torneo olímpico dado que no es un deporte tan popular, por lo que no vale la pena construir estadios si solo se utilizarían durante los juegos olímpicos. Los fans de este deporte tendrán que esperar hasta Los Ángeles 2028. 

El Comité Olímpico Internacional (COI) ha querido aumentar la presencia femenina y la paridad de género en las competiciones olímpicas reflejándose en un incremento de los deportes mixtos. En Tokio se introdujeron competiciones mixtas en dieciocho disciplinas; en París 2024 se espera habrá un aumento de hasta 22 pruebas mixtas y  la participación de las mujeres se prevé que sea igual a la de los hombres.

Francia quiere que estos Juegos Olímpicos y Paralímpicos sean innovadores y sustentables, por lo que tienen previsto aprovechar las infraestructuras existentes y construir únicamente las instalaciones necesarias. Esta justa olímpica también promete compensar las emisiones de carbono, favoreciendo las soluciones eco-responsables de transporte, alimentación y energía.

Otro de los objetivos de la organización para París 2024, persigue “una evolución en la experiencia del público en los Juegos Olímpicos y Paralímpicosorganizando las competencias fuera de los de los estadios: los Campos Elíseos se transformarán en una gigantesca pista de ciclismo y los Campos de Marte en una pista de vóley-playa, mientras que el Castillo de Versalles y el Grand Palais también acogerán competencias , permitiendo que el mayor número de personas sigan los pasos de los atletas.

Además, se organizarán pruebas para el público en general, como el ciclismo de carretera. Si esto se lleva a cabo, será la primera vez en la historia olímpica que se organicen eventos para el público durante los Juegos, en un mundo que se presagia como “mejor” sin pandemia, pero aún con muchas responsabilidades medioambientales, sociales y políticas a las que responder.

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