“Sólo un ladrón siente como suyo aquello que no le pertenece”
Berlín
Recién salida la primera parte de la quinta y última temporada de La Casa de Papel, serie española dirigida por Álex Pina y producida por la gigante del streaming Netflix, hay material suficiente para hablar del robo más grande la historia. Para esto, y sin spoilers, te dejamos un fragmento del primer capítulo de la nueva temporada que en lo personal, me ha encantado y provoca que no pueda esperar más para saber el desenlace final de esta historia.
-¿Y todo este oro no se puede fundir o qué pasa?- pregunta Denver señalando la sala.
-Este oro ya fue robado una vez, no puede ser robado dos veces- contesta Palermo mientras camina por la sala dirigiendo su mirada a los aparadores y continúa -el oro de los quimbayas, los incas, los quechuas .En todo caso tendríamos que devolverlo ¿no te parece? Es un tesoro- y salen del Museo del Oro del Banco de España.
Este diálogo, de no más de 40 segundos de toda la serie, nos ayudará a dar un salto a la historia para entender por qué el proceso de colonización europea en otros espacios en el mundo, conforma el atraco más grande la historia; especialmente la dominación española en nuestro continente. A su vez, esta conversación entre Denver y Palermo nos será de utilidad para hablar de algunos de los tesoros que están fuera de nuestras tierras derivado del despojo del que son responsables quienes se dijeron conquistadores.
Es muy importante que estudiemos y entendamos una perspectiva de la historia que cuente la verdad de nuestros pueblos. Sin ella, no es posible construir un futuro cuyas bases sean sólidas e imparciales, para ello es necesario “descolonizar la mente”. Enrique Dussel1 comenta que la historia mundial marca uno de los grandes mitos de la misma: Europa como el centro del largo proceso de desarrollo de la humanidad, idea difundida entre las academias europeas pero que en realidad, no fue así…
La Edad Media, cuyo elemento más representativo es el sistema feudal, es en realidad una categoría histórica solamente aplicable a Europa, ya que esta estuvo sitiada por un mundo dominado por otros grandes imperios, entre los cuales destacó el Califato Omeya de Damasco, quienes dominaron desde la región hoy conocida como Medio Oriente y el norte de África hasta parte de la Península Ibérica, lo que hoy día comprende territorios de España y Portugal en donde estableció su capital en Córdoba2, una de las más importantes ciudades musulmanas desde el 711 D. C. que posteriormente, por una serie de cambios y conflictos internos, derivó en la división del imperio por lo que se le pasó a conocer como el Emirato de Al-Ándaluz, mismo que posteriormente fue derrotado en la Batalla de Poitiers y que, a pesar de ello, los musulmanes habitaron en el territorio hasta 1492, cuando el Reino de Castilla se declaró católico y expulsó a cualquier persona que no profesara la religión oficial.
Ese mismo año empezó la gran tragedia de nuestro continente pues, en busca de nuevas rutas comerciales hacia las Indias Orientales, Cristóbal Colón, un navegante genovés financiado por el reino de Castilla llegó, sin haberlo planeado así, a la isla de Guanahaní, el 12 de octubre.
Con lo anterior se puede llegar a varias cuestiones importantes: En primer lugar, a lo que los europeos llamaron “el descubrimiento de América”, fue más bien un error de navegación, pues no era ese el destino. Colón pretendía llegar al extremo oriente de Asia y no toparse con un nuevo Occidente, como se sabe, el navegante genovés no se enteró que había llegado a un continente desconocido para Europa.
Segundo: La búsqueda de nuevas rutas hacia las Indias se debía a que, en muchos sentidos, Europa dependía de los imperios establecidos hacia el oriente; sobre todo en lo que refiere al comercio de especias, textiles, materiales y conocimientos, entre otros productos, que hasta el día de hoy se pueden ver a través de las expresiones artísticas de la Iglesia Católica o los retratos de las noblezas europeas de la época.
Tercero: Es un error narrativo derivado del proceso de la colonización hablar de un “descubrimiento” ya que, como explicamos, no describe la realidad. Ya había habitantes en estas tierras. Posteriormente, bajo la idea de cristianizar y civilizar (como si aquí no hubiera sociedades organizadas, con culturas, religiones e identidades propias), comenzó un proceso violento en contra de los pueblos habitantes de nuestro continente y, para ser más precisos en sentido de este escrito, de los pueblos que conforman América Latina.
A partir de entonces, la historia de la colonización del continente es compleja, diversa y multifactorial, por lo que debe ser estudiada con más detenimiento en cuanto al avance de los europeos hacia el resto del continente. No obstante, es posible decir que, en su mayoría, consistió en un proceso de saqueo más que de intercambio; de despojo más que de entrega, y de violencia más que del mensaje de amor que propondría Jesús a sus primeros seguidores: de ello que apuntemos como una mera justificación la misión cristianizadora del español.
Rápidamente los colonizadores se dieron cuenta que el continente era basto en riquezas varias, entre las que destacan el oro y la plata, que para Europa significaban moneda de cambio. Esto, dio pie a un sin número de expediciones desde la Península Ibérica hacia América, mismas que incluían la esclavitud de habitantes nativos de América para el trabajo en minas y otros espacios para el saqueo de este territorio. Aquí tendríamos que empezar a advertir que la colonización tiene mucha relación con el desarrollo económico de Europa, en especial de España. Por estas razones podemos decir que sin América no habría sido posible la avanzada colonial hacia otros espacios ni por España ni por ninguna otra de las entidades europeas.
Eduardo Galeano, quien puede resumir este periodo y dar pie a que hablemos de aquellos tesoros de los que fueron despojados los americanos originarios dijo: “[…] Entre 1503 y 1660, llegaron al puerto de Sevilla 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata transportada a España, en poco más de un siglo y medio, excedía tres veces el total de las reservas europeas. Estas cifras, no incluyen el contrabando. […]” Aunado a este saqueo y como una parte fundamental de la conquista y la dominación, el europeo echó mano de los símbolos arquitectónicos existentes y los destruyó para construir con sus restos, catedrales y edificios.
El fruto de lo saqueado se encuentra hoy disperso por el mundo, en vitrinas como las que podemos ver en la escena aquella de la Casa de Papel, exhibidos no como la historia de un gran delito, sino como la propia idea eurocéntrica del “pasado glorioso” del cual, en palabras del actual Rey de España, no hay nada porqué pedir perdón. Eso es cierto cuando se parte de la idea de que la historia se construyó a partir de las conquistas de unos sobre otros. La realidad imparcial es que, con perdón o sin perdón, el pasado colonial y conquistador implica violencia, saqueo y dominio.
Entonces; ¿Cuáles son esos tesoros que existen aún y en dónde se encuentran? Si bien cada proceso de colonización desarrolló sistemas para la explotación y saqueo de los pueblos conquistados, hablaremos especialmente de los que son mencionados en la serie de La Casa de Papel, y por supuesto, algunos tesoros que pertenecieron a los habitantes originarios de lo que hoy es México. Antes de ello, es importante mencionar que algunas de las piezas fueron finalmente cedidas por los gobiernos de América Latina a los museos europeos en los que hoy se exhiben y, por el contrario, otras se encuentran en procesos legales de repatriación. Si nos dejas un comentario, podríamos ahondar en la repatriación de piezas históricas en Erreizando.
Quimbayas
La Cultura Quimbaya es conocida por su escultura en oro y otros metales o piedras preciosas. A pesar de que esta cultura fue una de las más resistentes a la colonización española debido a su ubicación en lo que hoy es Colombia, sus artesanías terminaron por ser saqueadas al igual que en otros territorios. Hoy en día algunos de estos ejemplares se exhiben de manera permanente en “Casa de América” en Madrid, España, que tiene una sala parecida a la que se presenta en la serie. Otras piezas de esta cultura llegaron al Museo Británico en Londres.
Museo Británico, Colección de América.
Los Incas
El Imperio de los Incas fue uno de los más importantes del sur del continente ya que comprendía territorios que hoy forman parte de Chile, Argentina, Colombia, Perú. Al igual que el Imperio Azteca y el Maya, su desarrollo fue prolífico durante años y muchos de los tesoros que se encontraron aquí fueron a parar en museos, no solo de España e Inglaterra sino en Austria y otros países del norte de Europa. En 2013 se exhibió en Moscú, Rusia, una exposición con más de 100 piezas incas: figuras de oro, piedras preciosas y bordados tradicionales que se hacían en estas sociedades.
Los Mexicas
Este imperio se estableció desde el centro de lo que hoy es México y se extendió hacia el sur, este reinó desde 1325 hasta la llegada de Hernán Cortés, quien terminó por derrotarlo en 1521 apoyado por otros pueblos originarios como el tlaxcalteca con los cuales la ciudad de Tenochtitlán fue tomada y destruida. Sobre sus restos se construyó la ciudad colonial de la Nueva España en la que se establecieron los virreyes durante casi 300 años de dominación. En este periodo, muchos tesoros fueron destruidos y, en el caso de aquellos compuestos por metales preciosos, fueron fundidos y convertidos en barras.
A pesar de lo anterior, hoy en día, después de muchos cambios de manos, algunas riquezas del territorio se encuentran distribuidas en el mundo europeo. Una de las más conocidas es el Penacho de Moctezuma, que en realidad fue un regalo simbólico del emperador a Cortés pidiéndole que abandonara su reino. Hoy sabemos que Cortés no se fue a pesar del haber aceptado el obsequio que hoy se encuentra exhibido en Austria. También hay piezas conservadas en otros espacios tales como el Museo de Londres, que es repositorio final de muchas piezas históricas saqueadas o donadas durante sus muchos años de historia. Tal es el caso de “la serpiente de dos cabezas” de la cultura Mexica, adornada de obsidianas y jade.
Al ver la serie detenidamente, hay muchas cosas que pueden estar relacionadas con el arte, la cultura y, claramente con el saqueo. Por ejemplo, el primer robo que efectúa el hijo de Berlín tiene que ver con lo que se denominaría tesoros antiguos europeos nórdicos. Por otro lado, a lo largo de la serie hay diversas menciones al valor histórico y cultural que existe en los espacios en los que se desenvuelve; no únicamente en esta quinta temporada, sino desde su comienzo. Para Erreizando y el autor de este artículo es importante que en un producto cultural de la magnitud de La Casa de Papel, haga visibles procesos históricos de los que muchas veces no hay información o que se invizibilizan por completo.
Como ya se mencionó, el proceso colonizador en América posibilitó que Europa se hiciera central en la historia global, pues las ganancias del saqueo de riquezas, el uso violento de corporalidades de las personas originarias, y la desarticulación de la identidad por medio de la cristianización y el robo de piezas como las que hemos mencionado, entre otras que contienen la propia historia material de los pueblos, dotó de recursos a las que más adelante serían las grandes potencias occidentales.
Es necesario decir que hay sobre la superficie de este planeta miles de territorios y culturas que fueron colonizadas hasta tal punto que pensamos que el hecho de que unos opriman a otros hasta desaparecer sus identidades, doblegar sus existencias y hacerles invisibles es un hecho natural en el vasto proceso del desarrollo de la humanidad. Nada más falso; sin plantear utopías, espero que este escrito sea el principio de una serie de cuestionamientos que debemos hacer sobre la historia y sobre cómo es que la hemos aprendido y reproducido en favor del colonizador y no desde los labios de quienes fueron vencidos. Enunciar la injusticia del pasado nos hará responsables de nuestro presente y conscientes del futuro que es el espacio al que queremos llegar sin vergüenza.
Notas:
[1] Dussel Enrique, El encubrimiento del otro, Fondo de Cultura Económica,1994, México, página 30.
[2] Amstrong Karen, El Islam, Londres, 2014, Debolsillo, páginas 68-77
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