“No soy lo suficiente para mi familia”: ¿La nueva era Disney?



Diana Bustamante Cruz

dianabuc@erreizando.com

 


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-“Estoy caminando mamá. Al fin estoy empezando a descubrir quién soy pero…tengo miedo que me aleje de ti”.

-“Te entiendo Mei-Mei; quieres ver que los demás sean felices, pero eres tan dura contigo y si yo te enseñé eso, lo lamento. Entre mas lejos vayas, estaré mas orgullosa de ti”

-Turning Red.

Disney, la casa por excelencia de la animación, ha producido largometrajes de forma ininterrumpida durante casi nueve décadas, marcando a su vez  pautas durante todos esos años que los fanáticos identifican como “eras”; estas definen y enmarcan un estilo de vida característico. Asimismo, moldean nuestra visión del mundo y paralelamente lo reflejan. Blancanieves, Aurora o Bella son un espejo de la mujer de su época: sumisas, creyentes en el amor romántico y fieles a la idea de que el final feliz debe ser al lado de un buen hombre.

Sin embargo, esto supone mucho más que simples elementos moldeados por el imaginario popular. La creación de escenarios y personajes están íntimamente relacionados con el contexto cultural y social en el que fueron creados; incluso con una fuerte influencia de las experiencias personales de sus creadores, ya sean animadores o escritores, tal como lo alude el documental Inside Pixar que se encuentra en su plataforma de streaming. En el caso de las princesas anteriormente mencionadas, su invención surge en un entorno convulso, después de dos guerras mundiales y una recesión económica; todo esto es relevante para conocer las “eras”.

La primera es “La Era dorada” (1937-1942), en donde Walt Disney ya se había convertido en uno de los animadores más exitosos gracias a la aparición del cine a color; entre las películas destacadas se encuentran: Pinocho, Dumbo y Bambi. La segunda es la “Era en tiempos de guerra” (1943-1949) en este periodo, muchos animadores se alistaron en el ejército y las películas tuvieron que ser antológicas con el fin de abaratar costos; algunos ejemplos son: Los tres caballeros o Victory through air power.

La siguiente es la “Era de Plata” (1950-1967), que se caracteriza no solo por volver a las grandes producciones, sino también por ser muy innovadora a nivel visual; películas como: Alicia en el país de las Maravillas, 101 dálmatas o El  Libro de la selva, figuran entre las favoritas. La próxima es la “Era de bronce” o “Era oscura” (1970-1988) época de experimentación argumentativa rehusando esquemas de animación antiguos sin mucho éxito en películas como: Los aristogatos, Robin Hood y Winnie The Pooh.  Continúa en la línea temporal “La época del Renacimiento” (1989-1999) en donde se decidió volver a las raíces y retomar la tendencia de adaptar clásicos a películas animadas tales como: Aladdin, Hércules, Ratatouille y El Rey León.

Durante “La era del posrenacimiento” (1999-2008) se desarrollaron historias de crecimiento personal y búsqueda de la identidad tal como: Atlantis, Lilo y Stitch, El Planeta del Tesoro, Toy Story. Hasta llegar a la época del “Resurgimiento de Disney” (2009-2022) en donde existe todo el conocimiento anterior y el estudio tiene una gran racha de  popularidad con sus cintas que siguen esta búsqueda del conocimiento propio y del entorno que les rodea.

A pesar de que las eras de Disney fueron transcurriendo, no fue hasta los años 90 y principios de los 2000 en donde la sociedad comenzó a abrirse y llegaron a los estudios la generación baby boomer, aquella que logró vivir mejor que sus padres gracias a su esfuerzo; con ellos prosperó la época del florecimiento económico a través de la tecnología que avanzaba rápidamente. El optimismo caracteriza a las producciones de los dibujos animados con la llegada de princesas que querían descubrir mundos nuevos como la Sirenita; o que iban a la guerra como Mulán; aunque el final seguía siendo el mismo que en la “era dorada”: el amor romántico como premio a una mujer excepcional.

A partir del 2010, se estrenaron producciones sumamente exitosas: Valiente (2012) y Frozen (2013) de la mano de animadores millennials, cuya ideología iba de: “Si estudias, vivirás mejor que tus padres”, pero esto lamentablemente no sucedió; son la generación que se dedicó a acumular títulos, experiencia e idiomas con la certeza de que nunca nada es suficiente; viviendo con altas expectativas que se hicieron añicos contra la escalofriante realidad de las crisis económicas y colapso social, terminando por convertirse en el grupo con el mayor nivel de ansiedad y estrés. ¿De qué van a hablar si no es del trauma generacional y el amor romántico sustituido por lograr una dinámica familiar sana?. 

Pixar empezó a tomar un rumbo muy distinto a la fantasía que creaba Disney en los años 2000, reinventándose para darle un toque mágico a problemas y situaciones que enfrentamos día a día, tales como: el control de nuestras emociones con Intensamente (2015), el tema de la muerte en Soul (2020), la necesidad de pertenencia en Luca (2021) y ahora, con Encanto (2021) y Turning Red (2022), la presión familiar por crecer y convertirnos en algo que no siempre queremos. Se trata de la pérdida del derecho a explorar nuestra identidad porque la familia ya decidió el camino por nosotrxs.

El sentimiento de “tener que ser suficiente” en una familia con padres y tíos que superaron las expectativas de nuestrxs abuelxs, es un discurso que se ve reflejado en los nuevos largometrajes producto de una brecha que afecta actualmente a dos generaciones: Y (millennials) y Z.  Esa necesidad incesante de sentirse amado y aceptado, al menos entre los suyos, comienza con Mérida (Valiente, 2012),  Elsa (Frozen, 2013) y Miguel (Coco, 2017), pero es todavía más claro con Luca (Luca, 2021), Maribel (Encanto,2021) y Mei (Turning Red, 2022).

Mirabel y Mei son los personajes principales de sus respectivas películas animadas de Disney Animation y Pixar: Ambos largometrajes, estrenados el primero en cines y el segundo únicamente en la plataforma de streaming Disney+, recibieron elogios de la crítica por cambiar la representación de las heroínas; las dos se convirtieron en las primeras protagonistas con lentes que contaban con vínculos y relaciones afectivas sanas con individuxs de su mismo género. Otra similitud destacable es que son figuras que deben lidiar con los miedos y expectativas de su familia.

La película de Encanto gira en torno a lo fácil que es perder la identidad, individualidad y autoestima en una clásica familia latinoamericana que te empuja a ser “perfecto”, según sus deseos y expectativas forjadas a través de estándares sociales. Un claro ejemplo de ello es el personaje de Luisa, quien, aunque simboliza gráficamente la “fuerza” o “fortaleza”, más bien es una alegoría del peso que le infiere su grupo consanguíneo; situación musicalmente representada en la canción Surface Pressure, que no solamente expone el conflicto interno que experimenta el personaje, sino que a su vez, se convierte en un himno para las personas que se identifican con ser el/la fuerte de la familia.

Otro  ejemplo está en el rechazo hacia Maribel, fruto de la expectativa frustrada por parte de la matriarca, que bien se sabe, es la columna central dentro de esta dinámica familiar. Tal como en (Coco, 2017); el peso que lxs latinos le inferimos a la figura de “La abuela” es casi abrumador. Incluso durante todo el filme se interpretan momentos; la escena en donde Maribel ve las “grietas” en su casa, puede tratarse de una  metáfora de las fisuras físicas y emocionales que provoca una presión familiar tan fuerte, que termina convirtiéndose en una herida que lastima generación tras generación.

Y es que, al parecer, ahora las abuelas son las malas del cuento, sin llegar, en ambos casos, a convertirse en las villanas, ya que el verdadero “mal” se construye desde el  núcleo familiar que, aunque en contextos sociales totalmente diferentes, Encanto tocando temas políticamente sensibles como el de los desplazamientos forzados en Colombia y Turning Red inmerso en una cultura Asiática-Americana con referencias al Canadá de los años 2000, en donde prevalecen estándares de disciplina sumamente altos;  ambos se encuentran viviendo a través de un trauma generado por el miedo, que perpetúa un ciclo de abusos silenciosos.  La conmovedora escena de Turning Red cuando Mei ve a su madre de pequeña con todos esos conflictos emocionales que significaron desprenderse de su panda rojo, es otra forma de ilustrar esta idea.

En Turning Red y Luca, se pone énfasis en los hijos únicos, sobre los que se vuelcan todos los deseos, miedos y expectativas de los padres. Esta es la apología al Panda rojo, quien no solamente aparece ante las emociones fuertes como: hablarle a tu primer crush o asistir al primer concierto de tu boyband favorita;  sino que es un “ser” que representa la lucha entre la apariencia y la verdadera naturaleza, un intento por hacer convivir a ambas, algo que nos sucede como individuxs. Es este enfrentamiento entre querer ser el/la hijx perfectx, pero saber que nuestros deseos e impulsos personales, que son totalmente válidos, pueden llegar a decepcionar a nuestra familia.

Al sentir culpa, terminamos  tragando nuestros enojos, corajes, tristezas y decepciones. Hasta llegar a un punto de querer sacrificar nuestro deseo. En el caso de Mei, el panda no solo es resultado de la primera necesidad de confrontar a sus padres, sino también de los cambios hormonales que suceden en nuestrxs cuerpxs cuando somos adolescentes.   La directora refiere de una forma evidente y transparente la menstruación, representando una mirada femenina y empática a la situación de ser una chica adolescente migrante en búsqueda de su propia identidad e independencia en una cultura tradicionalista asiática.

Además, hay dos aspectos a destacar, el primero es que usualmente las mamás de Disney están muertas, son relieves cómicos, o a penas son parte de la aventura. En el caso de Turning Red muestra lo complicado que es ser madre de una adolescente, la fase de “dejar el nido” está en la mente de la directora desde que realizó el cortometraje de “Bao” con la misma temática. Y el segundo es el  genuino  descubrimiento del poder de la amistad entre mujeres; así como el derecho de sentirnos libres al contar nuestros secretos más íntimos, al saber que hay personas que nos aceptan tal y como somos.

Después de (Soul, 2020), los padres de familia se quejaban porque “Disney ya sólo hacía películas para adultos”, al tratar temas profundos que  entendían los mayores; es entonces que Pixar tomó cartas en el asunto, creando cintas divertidas con mensajes brutales, tanto para niños, adolescentes y adultos. Filmes que invitan a la reflexión, aceptación y empatía para con los cambios individuales y generacionales.  

Se trata de la no tan nueva dirección que la conocida empresa del ratón está siguiendo al impregnarse de las experiencias de dos grandes generaciones que han vivido bajo la sombra de la frase: “Yo a tu edad, ya trabajaba” por parte de sus familiares más longevos; se trata de los millennials y la Generación Z, quienes están exponiendo temas tabúes tal como: los estándares familiares, el inicio del despertar sexual y la menstruación. Quizá también sea  una nueva etapa que comenzó sin darnos cuenta y no sabemos en qué o cuándo terminará. Un cambio que veremos en la película más esperada del 2022: Lightyear. 


Notas:

[1] Modelo de conducta que refuerza una idea sobre qué emociones deben de sentirse en una relación romántica. Esta idea es transmitida a través de canciones, novelas, películas, etc. Sin embargo, este concepto puede generar y normalizar situaciones de dependencia emocional y violencia.

[2] Distribución digital de contenido multimedia a través de una red de computadoras, de manera que el usuario utiliza el producto a la vez que se descarga.

[3] Las personas nacidas entre 1946 y 1964, durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial.

[4] Cohorte demográfica que sigue a la generación X y precede a la generación Z. No hay precisión o consenso respecto a las fechas de inicio y fin de esta generación; los demógrafos suelen utilizar los primeros años de la década de 1980 como años de inicio del nacimiento y de finales de la década de 1990 como años de finalización.

[5] Cohorte demográfica que sigue a la generación milénica y precede a la generación Alfa. Los demógrafos e investigadores suelen señalar desde la mitad de la década de 1990 a 2010.

[6] Amor platónico o amor idealizado, aquel que se siente por alguien que parece inalcanzable.

[7] Expresión inglesa utilizada para referirse a un grupo vocal de cantantes masculinos jóvenes, normalmente en su adolescencia o en sus veinte al momento de la formación.

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