Mujeres en el arte, liberación y feminismo



Melisa Mijangos

melisa.mijangos@erreizando.com


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El arte ha plasmado las guerras, la pobreza, la lucha, el abandono, la tecnología,  y todo lo que ha creado y creará el ser humano. Una guitarra, un dibujo, una fotografía, hasta nuestro mismo canto ha transmitido comunicación con el mundo que nos rodea, ha sabido contar invisibilidad, y ha sabido en los casos más conmovedores y excepcionales, ser símbolo de lucha contra la opresión.”

Camila Durán (2019)

El arte, en cualquiera de sus formas —música, danza, pintura, teatro, cine, fotografía, literatura, etc.— es una forma de expresión, de comunicación y de liberación. A través de éste se plasman y se transmiten sentimientos, valores, ideas, emociones, o visiones del mundo que ayudan a representar la realidad, pero también a repensarla y a reimaginarla desde diferentes ángulos y perspectivas. 

En este sentido, el arte es un componente clave de la cultura, puesto que refleja aspectos definitorios de una sociedad a lo largo del tiempo y del espacio. Asimismo, ha servido como un medio para la crítica social, ya que permite cuestionar, romper y plantear nuevos esquemas de pensamiento y entendimiento humano. De ahí que para muchas personas el arte sea un “arma política”. 

Por ende, muchos movimientos sociales han hecho uso de diferentes medios artísticos para difundir sus creencias e ideologías y para transmitir su mensaje a otras personas. De esta manera, independientemente de sus contextos históricos, geográficos y culturales, las mujeres han manifestado sus ideas, opiniones y deseos por medio del arte en cualquiera de sus formas; pues no sólo les ha servido para expresarse, sino también para visibilizar y reivindicar sus causas. 

En este sentido, las mujeres no sólo han sido musas [1], sino también grandes artistas desde hace muchos años. Sin embargo, históricamente han sido relegadas a la esfera privada —doméstica y de cuidados— y por lo tanto se les ha negado su participación en espacios dedicados al arte, salvo algunas excepciones. 

De acuerdo con Teresa Alario “la ideología basada en el sistema patriarcal […] ha negado a las mujeres la capacidad de crear, tras relegarlas al espacio doméstico y a las tareas reproductivas, convirtiendo en natural una división del trabajo que las aparta de cualquier posibilidad de ser consideradas como artistas”. Por esta razón, las mujeres no eran reconocidas en este ámbito, o bien, sus obras o producciones artísticas eran atribuidas a varones pertenecientes a su círculo social.

Como menciona Camila Durán, “[…] a pesar de que el arte es un lugar de expresión y libertad, la discriminación ha estado presente. Los espacios artísticos han contado con roles importantes por la participación de mujeres que han tomado estos espacios  para expresar sus incomodidades y las injusticias de género, para hacer un cambio y hacerse escuchar”. 

Durante el siglo XIX, las mujeres comenzaron a ser admitidas en academias, escuelas y talleres de arte, así como en concursos y exposiciones. De esta manera, la idea de la mujer artista empezó a ser aceptada en la sociedad, aunque aún con varias restricciones y obstáculos. En este sentido, el número de mujeres artistas creció exponencialmente, a pesar de todos los retos a los que tuvieron que enfrentarse.

No obstante,  fue hasta el siglo XX que el vínculo entre arte y feminismo se hizo más evidente, sobre todo a partir de la década de los 60 con la consolidación del movimiento feminista y de la lucha por los derechos de la mujer. A partir de entonces, los nombres, la historia y los logros de muchas mujeres en el mundo comenzaron a recuperarse y a visibilizarse. 

Por tanto, salieron a la luz artistas que habían estado ocultas en el olvido o que no habían tenido el reconocimiento que merecían debido a la discriminación y a la desigualdad de género. Además de ello, comenzaron a surgir obras y producciones artísticas con una clara mirada feminista que tuvieron el propósito de representar y dar visibilidad a la experiencia de ser mujer. 

El lema de “lo personal es político” cobró especial fuerza durante este periodo y comenzó a materializarse en todos los ámbitos, y el arte no fue la excepción. En este sentido, el arte se convirtió en una forma de resistencia. La música, la pintura, la literatura, la danza, la fotografía, el cine, y las demás artes, dieron eco a las voces femeninas, transmitiendo y haciendo palpables sus sentimientos, pensamientos y emociones. 

De esta manera, el movimiento feminista y las diferentes luchas de mujeres alrededor del mundo cobraron una mayor fuerza y visibilidad. De acuerdo con Araceli Barbosa, las mujeres “utilizaron al arte como herramienta de concienciación para denunciar la condición femenina dentro de la sociedad patriarcal”.

Por ende, surgieron cuestionamientos sobre valores tradicionales preestablecidos y fueron abordados temas sumamente controversiales como la violencia de género, los estereotipos femeninos, el trabajo doméstico, la maternidad, la cosificación de los cuerpos, los derechos sexuales y reproductivos, etc. El arte transgredió la ideología patriarcal dominante y evidenció sus contradicciones e injusticias, además de que reivindicó el derecho de las mujeres artistas a la autorrepresentación.

En la actualidad, el arte continúa utilizándose como una forma de protesta y resistencia por parte de la lucha feminista y de las mujeres. En este sentido, “a través de las obras de las mujeres artistas tratan de abrirse camino nuevas ideas sobre la mujer y lo femenino”. 

Performance, obras pictóricas, canciones, poesía, y otros tipos de expresiones artísticas representan las diferentes identidades femeninas y las problemáticas sociales en las que están insertas las mujeres en la actualidad en sus realidades particulares a la vez que son espejo de la lucha por el reconocimiento y los derechos de la mujer. Asimismo, gracias a esto, surgen propuestas alternativas y revolucionarias en torno al arte y a la manera de concebirlo.

Por tanto, no cabe duda que el arte es una forma de liberación y de subversión feminista y de las mujeres que se ha ido reformando y adaptando a cada época, dando voz a millones de mujeres alrededor del mundo. El arte ha modificado el comportamiento y la mentalidad de las generaciones presentes y futuras, abriendo un abanico de posibilidades y conectando a las mujeres entre ellas al comunicar de una manera única sus sentires y sus concepciones sobre ellas mismas, sobre otrxs y sobre el mundo que las rodea. 


Notas:

[1] Emili Mary Osborn “Sin nombre y sin amigos” (1857). Esta pintura refleja el tema del menosprecio a las obras de una mujer artista. 

[2] En la mitología griega, las musas son las divinidades inspiradoras de las artes. […] Por mucho tiempo, así se les denominó a aquellas mujeres que servían de inspiración para los artistas que representaban el cuerpo femenino en sus obras, objetivizando así la figura de la mujer.

[3] Mary Cassar “Niños jugando con un gato” (1908). Esta artista exploraba en sus pinturas los aspectos sociales y privados de las mujeres, como su papel en la esfera doméstica y de cuidados.

[4] Barbara Krueger “Your Body is a Battleground” (1989). Esta obra buscó reivindicar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. El trabajo de esta artista conceptual consiste en “apropiarse de fotografías y estamparle esloganes para darle un nuevo mensaje a la imagen, convirtiéndola en una crítica al consumismo y el machismo imperantes en nuestra sociedad”.

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