Entre películas y series: ¿cómo entender al terrorismo?



Karime Aguilera Paredes

aguilerapkarime@politicas.unam.mx

 *Colaboradora externa


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¿Cuántas veces hemos visto en una escena acción hollywoodense, el típico ataque terrorista en “nombre” del Islam que pone en peligro la democracia y la soberanía estadounidense? ¿Acaso no siempre se nos reitera que el terrorismo está asociado directamente con hombre musulmanes violentos, mientras que los héroes son retratados como hombres estadounidenses que gracias a su patriotismo y voluntad de preservar la democracia son los únicos capaces de proteger a la sociedad?

Desafortunadamente, esta problemática es una realidad que más allá del ámbito académico, al aterrizarse en la industria cultural, posibilita que este tipo de fenómenos tan polémicos como lo es el terrorismo, se conviertan en una categoría amorfa de la cual se desprenden todo un cúmulo de apreciaciones controversiales y debatibles. Dando como resultado que la mayoría de las películas y series occidentales más populares como 24, Homeland, Lost, Francotirador, NCIS: Los Angeles, Sleeper Cell entre muchas otras, lo representen de manera escasa y sumamente estereotipada.

El terrorismo es un fenómeno complejo y cambiante que desde hace ya muchos siglos, ha estado presente en la historia de la humanidad. En cuanto a una posible etimología de la palabra, el monje y literato benedictino Pierre Bersuire, en las Décadas de Tito Livio utilizó por primera vez en la historia el vocablo latino terrere que significa sacudir, hacer temblar, desestabilizar.

El primer uso del término surgió durante la revolución francesa, cuando los jacobinos emplearon la violencia para obligar a tener obediencia e intimidar a los opositores del régimen. Sin embargo, bajo las múltiples apariencias que ha detentado, formular una definición simple que integre adecuadamente todas sus aristas no ha sido una tarea sencilla.

Los diferentes actores del sistema internacional y sobre todo en occidente, han hecho del terrorismo lo que entienden per se y particularmente lo que les conviene según su dimensión estructural de interés. Razón por la cual, este tipo de materiales audiovisuales han abonado a la “idea” colonizadora que  lo identifica como sinónimo de ser musulmán y propicia el sentimiento de islamofobia por medio de personajes “bárbaros” y no occidentales que buscan acabar con el orden establecido en nombre de la religión.

Con 24 por ejemplo, se atrajeron fuertes críticas por sus escenas de tortura y por la representación negativa de los musulmanes. La tortura que ejercían personajes como Jack Bauer (un hombre occidental), era vislumbrada como algo efectivo, aceptable y hasta glamoroso. No obstante, los musulmanes sin importar su contexto, se presentaban como violentos, farsantes, terroristas y peligrosos.

Asimismo con NCIS: Los Angeles, por medio de las andanzas de G. Callen y Sam Hanna, se refuerza la noción de que todo musulmán es un terrorista potencial. Si bien, se intentó enmendar esta situación en la temporada 9 al “declarar” como musulmán a uno de sus protagonistas, su “fe” se tradujo en un simple accesorio para acentuar que era un hombre sano, patriótico y estadounidense.

Por otra parte, Homeland relata la historia de Nick Brody, un marine estadounidense que es secuestrado por un miembro de Al Qaeda de origen palestino. Durante su cautiverio, es martirizado para convertirse al Islam y como “consecuencia” en terrorista. 

A través de sus 4 temporadas, todos los personajes árabes y musulmanes, sin importar su profesión u ocupación, se encuentran vinculados con organizaciones terroristas. Por ello, Laila Al-Arian una periodista estadounidense describió al programa en la revista Salon como “la serie más islamófoba de la televisión” y detalló que los musulmanes eran representados de forma simplista y como un grupo homogéneo cuyo único objetivo es dañar a los estadounidenses”.

Para comprender los orígenes de esta desinformación, resulta crucial destacar lo sucedido después de los atentados del 11 de septiembre de 2011 en Nueva York. Estos, marcaron un punto de inflexión en la historia y concepción del terrorismo, que lo colocó no sólo como la mayor amenaza para la seguridad de Estados Unidos, sino del mundo occidental; originando la tan controversial “guerra global contra el terrorismo”.

Dicha contienda surgió como respuesta ineludible para la administración de George W. Bush y fue apoyada por varios miembros de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) y otros Estados, con el propósito de terminar con el terrorismo internacional, eliminando a los denominados grupos terroristas, considerados así por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y a todos aquellos “sospechosos” de pertenecer o financiar a estas entidades (eje del mal). 

Ante ello, la islamofobia se convirtió en la herramienta preferida para tratar al terrorismo en la industria cultural occidental, lo cual además de provocar prejuicios en torno a la comunidad musulmana, ha originado que comprenderlo adecuadamente sea cada vez más lejano.

Para que un acto sea considerado como terrorista debe tener las siguientes características:

a)    Atentar contra los derechos humanos

Debe existir una vulneración a los derechos humanos, al violentarse los elementos que permiten la realización de la persona, como: la libertad, la salud, la igualdad, la seguridad, el bienestar y específicamente la vida.

b)   Tener un terror específico: alcance y temporalidad

Debe haber una cantidad masiva de gente aterrorizada y poseer  permanencia  en  el  tiempo. No puede reducirse a un acto de terror aislado o individual, se requiere que, durante un tiempo prolongado, no en una sola ocasión, haya violencia o amenaza de su uso de manera indiscriminada contra una determinada población.

c)    Existir intimidación y propaganda

Es fundamental para crear terror en un escenario donde nada puede escapar del “ojo de la cámara” y todo resulte cubierto las 24 horas del día.

d)   Privilegiar a los objetivos no combatientes

La violencia debe ejecutarse sobre la población civil incapaz de defenderse para generar una asimetría casi total entre los efectos psicológicos buscados y los medios físicos empleados.

e)    Usar sistemáticamente la violencia

Debe observarse  una planeación, intención o decisión previa para cometer un acto terrorista. Los sucesos terroristas comprenden el uso de la violencia en distintos sentidos como el asesinato de figuras imprescindibles para sus fines, la colocación de bombas, el secuestro de aviones o de personas, la toma de instalaciones y los coches bomba.

f)     Los motivos del uso o la amenaza de la violencia

Son uno de los factores más determinantes de su definición, resultan trascendentales para “justificar” los atentados y en especial para hacer la distinción entre el terrorismo y otras formas de violencia.

Si bien situar un concepto “universal” de este fenómeno en la sociedad internacional es una misión casi imposible, por la diversidad de realidades e intereses que convergen, los elementos anteriores permiten puntualizar que es toda actividad violenta y premeditada, organizada por un individuo o grupo político (estatal o no estatal) y dirigida por motivos políticos  contra  los  derechos  humanos, la estructura gubernamental y jurídica propia de un Estado y la legalidad internacional, para producir un terror indiscriminado. De modo que, no se ejerce únicamente contra los responsables de grupos políticos, sino principalmente sobre objetivos simbólicos (no combatientes) de la sociedad, para generar un mensaje propagandístico, coercitivo o de intimidación.

Pero entonces ¿por qué es tan difícil definirlo? El terrorismo como práctica, es muy antiguo y contrario a lo que se pueda pensar, siempre ha estado presente en el mundo. No obstante, su carácter ha ido evolucionando y respondiendo a cada contexto histórico en particular, lo cual ha coadyuvado a su comprensión equivocada. Tal es el caso de Narodnaya Volya, una organización rusa que en marzo 1881 asesinó al zar Alejandro II. 

En dicha época, el anarquismo y el terrorismo eran casi sinónimos y además de identificar al magnicidio como el arma principal, el terrorismo como lo menciona el autor ruso Serguéi Stepniak , era percibido como noble y capaz de unir la grandeza de ser mártir y héroe al mismo tiempo.

Posteriormente con el fin de la Primera Guerra Mundial, las nuevas estrategias y tácticas eran más complejas que el asesinato a líderes políticos; las operaciones eran protagonizadas por grupos nacionalistas y separatistas, como lo fue la agrupación croata Ustacha o la Euskadi Ta Askatasuna (ETA) en España y Francia. Las maniobras consistían en actuar directamente en pequeños conjuntos contra instalaciones policiales y militares, lo cual se presentaba como un primer acercamiento a la modalidad de las guerrillas en África, Asia y América Latina.

Por el contrario, a partir de 1970 se acentuaron los ataques a las embajadas y los atentados suicidas o “lobos solitarios” se mostraron como la innovación estratégica más letal. Igualmente, se desplegaron misiles con mayor tecnología; se dio inicio a la utilización de drones y se identificó a colectivos impactantes como el objetivo inmediato para obtener más propaganda e intimidación. Entre los episodios más trascendentales se encuentra el asalto a la sede de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1975 por el Brazo de la Revolución Árabe, el atentado con gas sarín en el metro de Tokio en 1995 por la secta Aum Shinrikyo,los atentados a las torres gemelas en Nueva York en 2001 por Al Qaeda, entre muchos otros más.

En consecuencia, con los ejemplos anteriores es factible situar que a lo largo de la historia, el terrorismo no ha detentado las mismas formas, por ello su presencia, su carácter y sobre todo las raíces del sentimiento de lucha que caracterizan a cada de uno de los ataques, no pueden encasillarse en una sola noción.

Pese a que desde 1963 los Estados y regímenes comenzaron a precisar lo que “entendían” por medio de convenios como el de Tokio sobre infracciones y ciertos otros actos cometidos a bordo de las aeronaves, actualmente resulta utópico que absolutamente todos los Estados lo clasifiquen homogéneamente. Ya que para lo que unos podrían considerar como “terrorismo”, para otros podría ser simplemente un mecanismo de resistencia y libre determinación de sus comunidades.

Empero, en cualquier contexto resulta vital distinguir que aun cuando occidente se ha dedicado a estereotipar a la religión musulmana como la principal fuerza de las motivaciones religiosas que justifican los atentados, se debe pormenorizar que el elemento religioso en el terrorismo, no ha sido exclusivo de la teología islámica.  Así, con los judíos, en Israel con los Sicarii o los Lehava; los cristianos, en Estados Unidos con el Ku Klux Klan en 1865; los sijis en la India; la secta apocalíptica japonesa Aum Shinrikyo en 1995 o los atentados de Noruega de 2011 efectuados por el ultranacionalista norugeo Anders Breivik, se ha podido localizar que los factores religiosos van más allá del Islam y de atacar espacios occidentales. 

Es menester ser más críticos con el entretenimiento que se consume y especialmente concebir que el fenómeno terrorista no es una amenaza nueva para el mundo ni exclusiva de la religión musulmana. Bajo el concepto de lobos solitarios por ejemplo, han existido numerosos atentados ejecutados por hombres caucásicos, no musulmanes que por medio de ideologías xenófobas y de ultraderecha, han perpetuado asesinatos en masa de carácter terrorista.

Finalmente, se debe entender que si bien en sus formas iniciales, el terrorismo  no reunía todas las características para llamarse como tal, su naturaleza mutante y adaptable le ha posibilitado sobrevivir con el paso de los siglos para posicionarse como un fenómeno inagotable. 

Notas:


[1]  Tiene sus orígenes entre finales del siglo XIX y principios del XX, pero es a partir de finales de los años 90, tras la publicación de un informe del Runnymede Trust llamado Islamophobia: a challenge for us all, cuando el concepto se populariza. El término hace referencia a aquellas actitudes y emociones negativas dirigidas de forma indiscriminada contra el islam y las personas musulmanas o entendidas como musulmanas. 

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