El 2020 fue golpeado severamente por la pandemia de la nueva cepa de coronavirus, un suceso que ha dejado consecuencias negativas a nivel mundial y al que difícilmente se prevé un punto final por sus interminables consecuencias en cadena. Los cambios que trajo la pandemia en la vida cotidiana son claros, siendo visibles en diversos ámbitos como la economía, la cultura, la salud y las formas de convivencia social, entre muchos otros. Mientras que algunos países han logrado combatir de mejor manera el problema sanitario por medio de políticas públicas más eficaces, muchos otros siguen estancados en busca de soluciones.
Uno de los aspectos que ha presentado mayores cambios a partir de la pandemia es el de la educación. Si bien, en un inicio las clases en línea parecieron ser una solución óptima para no retrasar el calendario escolar y aprovechar de la mejor manera las herramientas digitales, después se convirtieron en la nueva realidad académica para los estudiantes de escuelas públicas y privadas. La transformación del sistema educativo tradicional a uno que depende significativamente del uso de las nuevas tecnologías ha planteado un serio desafío tanto para los docentes como a los estudiantes. Aunado a lo anterior, algunos países (incluyendo México) dictaminaron que las clases presenciales no se realizarán sino hasta que las condiciones sean óptimas; es decir, cuando los niveles de contagio disminuyan.
Las escuelas se vieron obligadas a modificar sus métodos de enseñanza haciendo uso de diversas plataformas virtuales, pretendiendo sustituir temporalmente el proceso de enseñanza-aprendizaje que se vive en las aulas. Esto tuvo el objetivo de ser un mecanismo para facilitar la interacción entre maestros y alumnos, bajo el argumento de que las nuevas generaciones están más familiarizadas con los espacios virtuales. Para lograr dicho cometido, una de las plataformas que más se han usado es ‘Zoom’. Incluso, “el pasado 25 de marzo, la plataforma comunicó que fue la app más descargada a nivel mundial.” (Lenoble, 2020) Sin embargo, una gran cantidad de personas no tiene acceso a estos recursos tecnológicos y eso tiene como consecuencia que no puedan continuar tomando sus clases con esta nueva normalidad.
El término ‘zoomestre’ apareció entonces, como una tendencia internacional en Twitter, que hizo alusión al constante uso de Zoom para realizar las clases virtuales. Describe la realidad en la que, los y las estudiantes pasan horas sentadas y conectadas en esta plataforma para atender cada una de las materias, lo cual, con el paso del tiempo, llegó a volverse tedioso y cansado de acuerdo con diversos testimonios en las redes sociales.
Las personas comenzaron a hacer un uso frecuente de Zoom porque permite realizar conferencias, reuniones de trabajo, reuniones informales con amigos, etc. Es importante decir que, en este último año, “más de 300 millones de usuarios atienden una o más videoconferencias al día en Zoom. A finales del pasado año apenas llegaba a los 10 millones.” (Jiménez, 2020) Por lo tanto, es posible decir que esta aplicación se convirtió en uno de los principales motores virtuales que facilitaron la continuación de las actividades laborales y educativas, a pesar de las complicaciones por la pandemia.
Una de las mayores ventajas que tiene la utilización del Zoom es la comodidad de usarse en cualquier dispositivo (laptop, teléfono, tableta) y, de la misma forma, puede usarse desde cualquier lugar con internet. Además, es una conexión en tiempo real con condiciones óptimas de video y audio. Gracias a esto, estudiantes y docentes tienen la posibilidad de aprovechar herramientas de la plataforma como son: el chat en vivo, participar utilizando su micrófono y su cámara de video (compartir pantalla para hacer presentaciones), conversar en grupos de chat en equipos o con personas en particular dentro de la misma sala, entre otras. (Xegmenta, 2020)
A pesar de ello, existen algunos problemas que se han reportado en los últimos meses, cuando incrementó el uso del Zoom. Uno de ellos es que la plataforma ha presentado problemas con la seguridad y privacidad de los usuarios, pues hackers lograron tener acceso a las cámaras de los usuarios y entrar a las reuniones donde comparten material pornográfico o violento. A este conjunto de acciones se le conoce como ‘zoom-bombing’. (Lenoble, 2020) Además, se ha mencionado que si un usuario decide entrar a una sesión de Zoom a través de Facebook, esta red social tendrá acceso a los datos de los demás usuarios que estén en la reunión.
En consecuencia, Zoom tiene el deber de garantizar la seguridad a las y los usuarios y no permitir la intervención de Facebook en la adquisición de datos personales. Por el lado de las instituciones educativas, es posible que deban incrementar sus medidas de seguridad cibernética para proteger las sesiones llevadas en la plataforma. Estos problemas han tenido que buscar soluciones de todas las partes.
Los problemas de esta plataforma se aúnan, además, a otras emergencias del sector educativo. Ejemplo de ello es el incremento de estudiantes internacionales que se vieron obligados a regresar a sus hogares por la pandemia y tuvieron que reajustar sus horarios con el fin de poder atender sus clases.(González, 2020) Esto además de las repercusiones psicológicas que ha dejado este complicado proceso de altibajos emocionales por el encierro, lo cual se conoce como ‘Fatiga por la pandemia’, de acuerdo con el embajador de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente. (De la Fuente, 2020). Debido a estos factores, la nueva normalidad virtual de la educación se ha convertido en un asunto complejo.
Por ello, hablar de cómo el sistema educativo actualmente depende en gran medida de la utilización de plataformas virtuales como Zoom, es un tema que ataña a las Relaciones Internacionales, puesto que es producto de un proceso internacional más grande que ha permeado en casi todo proceso último año: la emergencia sanitaria por la pandemia. Esta ha transformado a la sociedad internacional de múltiples maneras, siendo un gran reto a superar día con día. Organizaciones e instituciones en todo el mundo han tenido que intercambiar conocimientos que permiten superar la prueba.
Zoom ha resultado ser uno de los mayores beneficiados económicos internacionales por la pandemia, puesto que ha sido la principal alternativa de convivencia para llevar a cabo las actividades educativas y laborales con la mayor normalidad posible. Sin embargo, será necesario tener en mente acciones de prevención que permitan evitar, en la medida de lo posible, una crisis educativa.
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