Como ya dábamos a conocer en un artículo anterior, la pandemia de COVID-19 ha evidenciado, en los últimos meses, un aumento del e-commerce, un incremento en los servicios de comida a domicilio e incluso compras compulsivas de alimento que han servido como un sustituto de las salidas que antes solíamos hacer, en un intento de encontrar una nueva normalidad; pero, alguien se ha preguntado ¿cómo afecta la cuarentena al medio ambiente?
El problema en cifras
En medio de la pandemia por COVID-19, más de 17 mil trabajadores de limpia, entre sindicalizados y voluntarios, recolectan 16 mil toneladas de basura que al día se generan en la capital del país. Tres mil más de las que se recogían antes de la emergencia sanitaria.(Cruz, 2020).
Los y las mexicanas generamos cada vez más residuos sólidos. Se estima que una persona genera 0.86 kilogramos diarios y, en total, desechamos más de 44 millones de toneladas al año. Esta cifra llegaría a 65 millones de toneladas en 2030, según el documento Visión nacional hacia una gestión sustentable: cero residuos de la Semarnat. (González, 2020).
La Ciudad de México produce 16% del total de residuos sólidos en el país; le siguen el Estado de México con 13%, Jalisco 7%, y Veracruz 6%. La generación de basura va en aumento y, aunque México es líder en materia de reciclaje (González, 2020),esto no justifica el gran consumo de desechables por parte de la población. A pesar de que se recicle una gran cantidad de empaques, aquellos que no adquieren un nuevo uso o son llevados a centros de reciclaje, siguen constituyendo el mayor porcentaje dentro de este rubro.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Expertos opinan que evitar la compra de productos de un solo uso; reducir los gastos de energía y agua potable, y reutilizar las botellas de vidrio son apuestas sencillas para contribuir, desde casa, al cuidado del planeta. (Juárez, 2020). Si bien con la cuarentena se ha dificultado el acudir a centros de reciclaje o intercambiar prendas de ropa para no seguir comprando más, entre otros ejemplos, sí podemos seguir contribuyendo a reciclar las cosas desde nuestro propio hogar.
El material más amigable con el ambiente es el envase de vidrio, porque está elaborado con materias primas que se encuentran en abundancia en la naturaleza como la arena sílica y la piedra caliza; a diferencia del plástico que se elabora a partir de derivados del petróleo (Juárez, 2020). Lo anterior, además de que su producción no utiliza elementos que generan una mayor contaminación, puede resultar muy estético y versátil en su uso después de haber cumplido su propósito inicial.
De igual forma, el uso de envases retornables resulta a su vez una buena estrategia para la reducción de los envases o empaques que tienen solo un uso. Se estima que en Centroamérica un envase retornable se emplea unas 40 veces, lo que evita que esa misma cantidad de botellas desechables lleguen a los vertederos y generen contaminación (Juárez, 2020).
La comida: ¿un riesgo potencial?
El reto de enfrentarse a un confinamiento en los hogares no es menor y si se trata de un tiempo indefinido, menos. El temor de que los alimentos puedan acabarse hace que las personas quieran abastecerse, muchas veces sin medir las consecuencias del efecto que pueden generar tanto en su comunidad como en el medio ambiente (Semana Sostenible, 2020). Lo anterior genera muchas veces que los alimentos perecederos se echen a perder y se genere un gran desperdicio cuando otras personas podrían haber utilizado esa comida.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), anualmente más de 127 millones de toneladas de alimentos se desperdician en Latinoamérica y el Caribe, lo que equivale a 223 kilogramos por persona por año (Semana Sostenible, 2020). Cabe entonces repensar las verdaderas necesidades que tenemos y llevar un mejor control de nuestros insumos que son realmente necesarios para evitar un desperdicio a futuro.
Algunas acciones que se pueden implementar:
A granel: Si es posible consumir alimentos de mercados o tiendas locales en lugar de ir al súper. De esta manera se puede garantizar la frescura de los alimentos, apoyar a los productores y, a su vez, evitar los costes de los empaques y transportes a las cadenas más grandes. No menos importante, es un buen ahorro. Algunas de las tiendas que tienen una buena relación precio-calidad y pueden ser una opción para personas que no cuentan con un mercado cercano son: Gramelia, La Gramería, Yema, Ecotienda México, entre otras.
En recipiente, por favor: Esta iniciativa se refiere a llevar envases propios para el transporte de los alimentos ya sean de las compras a granel o comida preparada de un restaurante. De esta manera se evitan las plásticas o envases que, aunque se digan ecológicos, muchas veces siguen siendo basura al no poder utilizarse más de una vez.
El vidrio y el cartón son mejores amigos. Es verdad que muchas empresas han optado por utilizar materiales biodegradables para sus empaques, pero aún así llegan a constituir un problema para encontrarles un nuevo uso. Es aquí que entran los dos materiales estrella mencionados anteriormente. El vidrio y el cartón tienen una gran versatilidad para formar parte del entorno. Basta buscar cualquier tipo de tutorial en Pinterest o incluso YouTube para encontrarles un nuevo uso a los elementos que ya tenemos. Se pueden fabricar desde muebles pequeños, contenedores, organizadores o formar un elemento decorativo que de vida a nuestro espacio.
Ecoladrillos: una de las mejores opciones. Si bien no es posible comprar todos los alimentos sin empaque, podemos encontrar una alternativa para que el plástico no se vaya directo a la basura. En el caso de los empaques de plástico que se encuentran en sopas, dulces y panes, entre numerosas cosas más, es posible destinarlos a un ecoladrillo. Estos son una alternativa que contribuye a evitar que las etiquetas y empaques de plástico sean basura, de modo que con ayuda de una botella vacía y previamente lavada, ya sea de jugo o refresco, se pueden ir recortando en pequeñas tiras e ir introduciendo en la botella hasta que se haya llenado. Como su nombre lo indica, sirven como ladrillos para la construcción de varias cosas; incluso se planea utilizarlos como material de construcción para una casa (Robertson, 2020). Increíble, ¿no es así? Básicamente el límite es la creatividad para encontrarles un uso.
El plástico tampoco es el enemigo: Este punto puede generar un gran debate por lo que es necesario aclarar la intención del mismo. El plástico como tal no es un enemigo, sino la manera en que se trata como desecho. Puede resultar sumamente sencillo botar un envase de plástico a la basura y olvidarse de ello, pero no es lo más responsable. Con el plástico, al igual que con el vidrio o el cartón, se pueden fabricar varios objetos. Ejemplo de ello es un organizador de zapatos con envases de leche (ya sean cartón o plástico), floreros, etc. Lo mejor sería optar por evitar su uso, pero en caso de que se imprescindible el producto que venga en esta presentación, es posible explotar la creatividad para encontrarle un nuevo uso.
La comida en casa es deliciosa: La cuarentena nos ha obligado a permanecer en casa (de ser posible) y si antes era un hábito el salir a comer a restaurantes o pedir comida a domicilio, una de las mejores opciones para todas las partes es comer en casa. Vale, no todas las personas pueden cocinar o no les gusta hacerlo, pero para eso existen aplicaciones con recetas fáciles que llevan pocos ingredientes. Algunas de estas son: Recetas Kiwilimón, Pinterest, Cookpad, Kitchen Stories Recipes. Es cuestión de revisar y elegir la que sea más de tu agrado.
Menos es más: En este punto se pueden considerar muchas áreas; no solo la compra de útiles, maquillaje y ropa, incluso también la comida entra en este rubro. Como se detallaba en uno de los apartados anteriores, muchas veces por intentar “acaparar” la comida, se echa a perder y se convierte prácticamente en un desperdicio (aunque se puede realizar composta), el cual ya no es útil para la preparación de alimentos.
Cada uno de los puntos anteriores nos hace reflexionar sobre la gestión que cada uno de los gobiernos realiza al interior de su país para disminuir la cantidad de basura que se llega a producir, sobre cómo se maneja para poder reciclar la mayor parte y no producir una mayor cantidad de desechos. Sin embargo, esto no solo es responsabilidad de los gobiernos sino que cada persona tiene la obligación de contribuir a disminuir el uso de materiales contaminantes y de los cuales se puede prescindir.
Cabe argumentar que también es necesidad de las industrias el reducir sus emisiones de contaminantes y mejorar su manejo de los desechos para que sea un trabajo en conjunto. No obstante, es una situación en la que cada gobierno, empresa y persona debe tomar acción, para así velar por el bien común y generar el menor impacto ambiental.