Como muchos aspectos de nuestra vida, la edad es un aspecto cultural; simplemente no hay tanta variación cultural como en otras cosas. A pesar de tener su lado biológico innegable, la edad está condicionada a la sociedad en la que nos desenvolvemos y, por lo tanto, el rol que adquirimos de acuerdo con ese indicador biológico. Ejemplo de lo anterior es el sistema de conteo de edad coreano.
Basado en un antiguo sistema de calendario y conteo chino, personas de ambas Coreas hoy en día cuentan su edad de manera diferente. En internet es común encontrar la recurrente e impactante aseveración de que un bebé nacido el 31 de diciembre de 2020 tiene dos años a partir del primero de enero de 2021, pero uno nacido el día primero de enero de 2021 tendría solo un año de edad. A pesar de que biológicamente ninguna de estas dos personas tiene más de 48 horas de vida, en su sociedad se entiende algo completamente distinto. Además, todas las personas en las Coreas cumplen años el mismo día: el primero de enero.
Existen diferentes teorías del origen de este sistema de conteo, pero es generalmente consensuado a partir de dos ideas. La primera refiere al número de años en los que se ha vivido; si se ha vivido en 2019 (aunque fuese un día) y en 2020 (aunque apenas haya transcurrido un día) se ha vivido en dos años diferentes y por ello se tienen dos años de edad. La segunda refiere a que un bebé comienza su vida con un año de existencia, al redondear las 40 semanas de gestación como un año; aunque esta muchas veces se toma como poco fundamentada.
Con todo lo anterior se obtiene la fórmula de cálculo para la edad coreana: Año en curso + uno – año de nacimiento. Esto es porque se sumó un año de gestación a la edad y las personas coreanas consideran tener un año de edad más a partir del primer día del año. El amigo de Erreizando, JB (Kim Junbun) (긴준범), quien nos contó cómo se estaba viviendo la pandemia en su país, nació en abril de 1995 y, si le preguntáramos su edad, nos diría que tiene 27 años. Y aunque en edad internacional todavía tiene 25 y en abril tendrá 26, en su día a día vive como una persona de 27, desde el primero de enero y hasta el 31 de diciembre del año.
Esta forma de calcular la edad surge de una tradición china, que además se conjugaba con el uso del calendario lunar. En China, por ejemplo, aunque el sistema de edad tradicional ha caído en desuso, el cambio de edad se daba después del “Año Nuevo Chino”. Por lo tanto, además de calcular de esta manera la edad, las personas de Corea solían decir su fecha de nacimiento de acuerdo con el calendario lunar; sin embargo, esta tradición ha ido en decadencia.
Este tipo de sistemas de conteo existen en varias sociedades del Este de Asia como China, Japón, Mongolia, Tailandia y Vietnam; sin embargo, en estos países se ha optado por cambiar al sistema internacional de edad. En Corea, en cambio, se usan con frecuencia tanto la edad coreana o seneunnai (세는나이) como la edad internacional o mannai (만나이). En el día a día se utiliza la primera, pero para lo legal y para evitar problemas de compatibilidad internacional, se usa la segunda.
La edad en la sociedad coreana es muy importante para las interacciones sociales. Por ejemplo, la manera en la que una persona se dirige en el lenguaje a otras, depende mucho de la diferencia de edad (y el género, por cierto). Además de ser sumamente estrictos con las formalidades del lenguaje con las personas mayores, incluso entre pares hay una dinámica diferente referente a la edad. El clásico ejemplo es que entre amigos hombres muy cercanos, el menor suele llamar hyung (형) al amigo mayor y un hombre menor llamará a su amiga mayor nuna (누나). Por otro lado, una mujer menor llamaría a su amiga mayor eonni (언니) y a su amigo mayor oppa (오빠).
Pero las complicaciones no terminan aquí. En Corea, la mayoría de edad es diferente para cuestiones determinadas. Por ejemplo, para casarse o incorporarse al servicio militar se encuentra en los 18 años del sistema internacional, pero para beber alcohol y comprar cigarros se encuentra en 19 años. Los letreros que señalan la prohibición de acceso a menores de edad están compuestos por un número 19 tachado y, aunque refiere a los 19 años internacionales, se considera que tienen esa edad a partir del primero de enero del año en el que se cumplen, por lo que se tiene acceso unos meses antes de tener esa edad biológica. Es decir, los chicos y chicas coreanas que nacieron en 2002 pueden comprar alcohol desde el primero de enero de 2021.
Finalmente, el asunto del servicio militar, que no solamente preocupa a la prensa internacional de la farándula del K-pop, sino también a millones de fans alrededor del mundo, igualmente tiene limitantes de edad. Los hombres coreanos, que se deben someter a la conscripción militar, lo deben de hacer antes de los 30 años. Las estrellas de las industrias culturales del país no son la excepción.
Así, por ejemplo, la preocupación de la prensa internacional por saber qué ocurrirá con el miembro mayor de BTS, Jin, cuando llegue a los 30 años, por la posibilidad de que tenga que pausar su carrera para hacer el servicio. ¿Será que el mundo se quedará sin BTS por unos años durante el tiempo en que sus integrantes cumplen con su obligación?
Muchas cuestiones importantes para la reflexión social tienen intersección en este tema. Esto se puede hacer desde varios ángulos, pero aquí haremos énfasis en dos críticas: la relacionada con malinterpretar la tradición como un argumento provida y la referente a la estricta jerarquización de la sociedad en términos de la edad.
En relación con el primero, aunque no se tiene claro el origen primigenio del conteo a partir del año, el cual podría hacer referencia a la vida en la gesta del feto, este no se debe de usar como un argumento en contra del aborto, menos aún, fuera del país. Este conteo nunca fue restrictivo del aborto en la China antigua donde se originó ni en los reinos en donde se implantó; de hecho, la prohibición del aborto fue una imposición colonial en la región, sobre todo en Corea donde se impuso tras el gobierno colonial de Japón y se mantuvo con la tradición cristiana después de las guerras mundiales. Además, como describimos, resulta un argumento forzado el igualar un año completo por nueve o diez meses de gestación.
En segundo lugar, existe la tendencia a cuestionar la jerarquización estricta de la sociedad en planos de edad, ya que interiorizar a la juventud resulta contraproducente con las necesidades de cambio social que surgen con el tiempo. La sociedad adultocéntrica que se puede identificar en los preceptos confucianos ponen en una posición de poder indudable a las personas mayores, sin apertura a la crítica o al cambio social.
Con todo esto, queda reflexionar una vez más sobre las cargas de los constructos sociales impuestos sobre factores biológicos. Saber diferenciar entre la función social de la edad y la cuenta biológica del tiempo desde el nacimiento, es también cuestión de las Relaciones Internacionales, sobre todo porque, como vemos, no es lo mismo tener 20 años aquí o en Corea.
Esta noche tuve la oportunidad de leer este artículo, un artículo titulado “Edad coreana vs. edad internacional”. Un escrito que por cierto, no solamente ha sido en grado sumo destacable respecto al ámbito de interés a nivel cultural sobre contextos con los que desde este lado del mundo no solemos familiarizarnos, sino que en suma, fue analizado y problematizado de manera consistente y sustancial, poniendo en duda la argucia con la que dicho constructo suele ser relacionado. Se planteó un adecuado contexto de su significado, y más adelante se cuestionó y enfatizó la importancia de lo que podría parecer un simple número en reyertas tan polémicas e imprescindibles como el yerro que se comete al confundir y justificar “argumentos provida” con el concepto de “tradición”, o el cómo se suele ponderar a la sociedad -y por ende a las relaciones de poder- con base en la edad de las personas. Lo que me lleva a pensar en el poder que tienen los constructos, y en términos de Relaciones Internacionales lo que significan o lo que pueden llegar a significar determinados constructos en la sociedad en sí, empero de la misma forma en la sociedad internacional, en las relaciones internacionales; cómo funcionan, lo que implican, lo que causan, lo que motivan, cómo se entienden los constructos dependiendo del lugar en el que te encuentres, sin mencionar lo interesantes y decepcionantes que pueden llegar a ser las perspectivas en torno a éstos.
Por lo resaltado en el párrafo anterior, hago hincapié en lo bonancible y quimérico (en el buen sentido de la palabra claro) de este comentario que vislumbra el rocambolesco esfuerzo del autor, y como siempre, del equipo de Erreizando. Asimismo, me tomo la libertad de felicitarles con el objetivo de alentar a que sigan dando lo mejor de sí.
Saludos cordiales…
Natalia
En el Equipo de Erreizando creemos que es de suma importancia analizar aquellas cosas que normalmente perdemos de vista como un constructo social de poder. En nuestro día a día vivimos las relaciones internacionales y de eso va el esfuerzo del autor. Muchas gracias por leernos. Esperamos que nuestros próximos escritos sean de tu agrado, saludos Natalia.