“Es más difícil hacer la paz que la guerra”
-The Whistleblower
Cuando pensamos en los conflictos internacionales que han ocurrido a lo largo de nuestra historia, es inevitable recordar que las pérdidas humanas, la desorganización de la sociedad y la violencia son sólo algunas de las consecuencias que son mucho más grandes que las victorias en una guerra. Recuperarse de los efectos que deja un conflicto en la humanidad no es algo simple, y más, cuando se pretende regresar a un estado de paz y cooperación entre las naciones; pues además de requerir la completa voluntad de estos países afectados para ser ayudados por otros actores, implica permitir que los estados u organizaciones auxiliares tomen acciones a favor de la reconstrucción del tejido social, político, económico y cultural de la nación afectada por el conflicto, pero, ¿Acaso todo apoyo internacional es necesariamente positivo y en favor de la humanidad?
El siguiente artículo tiene como principal objetivo hablar sobre el tema de la trata o tráfico de personas, específicamente de mujeres, durante el período de reconstrucción de la paz posterior a un conflicto internacional. En este caso particular, la película The Whistleblower o también conocida en español como Secretos Peligrosos, será el elemento utilizado para poder explicar la situación que se generó a partir del descubrimiento de las redes de trata, una vez ya finalizado el conflicto de los Balcanes en 1995 y, como es que la Organización de la Naciones Unidas (ONU), el gobierno de Estados Unidos; incluyendo fuerzas armadas, agentes de paz, diplomáticos, entre otros, se vieron involucrados directamente estas redes delictivas.
Uno de los temas que el filme pone sobre la mesa es la indiferencia que las autoridades muestran, siendo supuestamente mediadoras en el proceso de la reconstrucción de la paz, sobre la situación que viven los países en Europa del Este. Muchos de estos agentes sólo estaban motivados por el dinero que recibirían al “prestar sus servicios” a la ONU, entre ellos se encuentra la protagonista de esta historia: Kathryn Bolkkvac; una mujer que trabajaba como policía en EE.UU y que acepta viajar a Bosnia como una agente de paz representando a su país, debido a la buena remuneración que obtendría a su regreso. Sin embargo, esta mujer no tarda en darse cuenta que hay muchos prejuicios sociales y culturales que impiden que el apoyo a estas personas en situación de vulnerabilidad, como las mujeres, sea efectivo o justo. Lo anterior se ve reflejado cuando Kathryn pretende ayudar a una mujer inmigrante musulmana golpeada por su esposo, pero la policía local no quiere tomar su caso porque culturalmente no ven al abuso doméstico como un problema.
A pesar de las diferencias culturales que pudieran haber en cuanto a la percepción sobre los derechos humanos de las personas, la película deja claro que el problema más grave es la falta de acción de las autoridades locales e internacionales para solucionar los diversos problemas de violencia generalizada entre la población de este país, lo cual no permitió un verdadero progreso en el mejoramiento de sus condiciones sociales. De esta manera, es como pasamos al tema de la trata de mujeres, pues la agente Bolkovac, después de resolver exitosamente el caso de la mujer musulmana y convertirse en la Jefa del Departamento de Asuntos de Género; descubre que niñas, adolescentes y mujeres jóvenes eran engañadas desde Croacia, Albania y Rumania para trabajar en supuestos empleos legales, luego las despojaban de sus identidades y, finalmente, eran obligadas a trabajar en bares clandestinos aparentemente como meseras pero en realidad eran sexoservidoras.
A lo largo de la película, Kathryn va descubriendo que esta red de trata no sólo está compuesta por la participación de policías locales, sino que el nivel de involucramiento se extiende a los altos mandos diplomáticos de la ONU; esta organización era consciente de la situación y no hacían algo al respecto. Desde ese momento, ella decide seguir con su investigación para llegar al fondo y denunciar la corrupción sistémica que perpetúa estos delitos. Es por este motivo, que se le conoce como whistleblower a cualquier persona que trabajando en sectores públicos o privados, denuncia un hecho constitutivo de delito, peligro o fraude, y que está siendo silenciada.
De acuerdo a las investigaciones que se realizaron años después, la Organización Internacional de Migración (OIM) determinó que prevalecía la trata de personas con fines de explotación sexual en mujeres y niñas que atravesaban la Ruta de los Balcanes. Una gran cantidad de estas mujeres, obligadas a prostituirse, provenían de países como Moldavia, Rumania, Bulgaria, Bielorrusia y Rusia. Además, identificaron a Macedonia, Bosnia y Kosovo como importantes plataformas de comercio sexual en la región. Posteriormente, esta organización internacional inició un programa de rescate de las mujeres que se encontraban dentro del comercio sexual, que además fueron víctimas de torturas inhumanas, con el objetivo de repatriarlas a sus naciones y reinsertarlas en la vida social de manera segura y digna.
Es importante recordar que la película está basada en hechos reales, por lo que la información que se obtuvo sobre la participación de la Fuerza de Policía Internacional, los cuerpos militares, contratistas de seguridad privada, los diplomáticos de la ONU y las autoridades locales en la red de trata de mujeres de la región de los Balcanes, es verídica y se expuso a diversos medios de información internacionales. De hecho, años después, cuando la OIM se involucró en las investigaciones, Martín Wyss, el representante de esta organización en Macedonia, afirmó lo siguiente: “Es conocida la relación establecida entre el montaje de la industria de la prostitución y el arribo de la misión de paz. La presencia de jóvenes solitarios apoyó este desarrollo.”
Con respecto a lo anterior, queda claro que no es posible asumir que todo el personal que va a una zona de conflicto mediante misiones de paz, tiene buenas intenciones. Este es un ejemplo de cómo detrás de estas misiones, puede haber un negocio de licitación implacable con el cual se obtienen grandes retribuciones monetarias, en perjuicio de la vida de las mujeres quienes son engañadas desde un inicio haciéndoles creer que tendrían un trabajo lícito y terminan siendo secuestradas para hacerlas esclavas sexuales.
La película nos muestra que una vez que la agente Bolkovac va destapando los casos y haciendo su esfuerzo por detener al sistema corrupto, los altos mandatarios trataron de frenar sus acciones despidiéndola sin una causa justa y dando carpetazos a los casos pendientes de resolver. Esto, sin duda, hizo evidente que el encubrimiento de estos crímenes venía desde las cabezas del sistema. Por lo tanto, el gobierno de EE.UU tuvo mucho que ver porque es sabido que ellos otorgaban gran parte del financiamiento a las misiones de paz que despliega la ONU y, resulta lógico pensar, que no querían ensuciar su imagen política de líder mundial que ‘lucha por los derechos humanos de las personas al nivel mundial’.
La película The Whistlebower es solo uno de tantos ejemplos sobre este tipo de actividad ilícita que existe en el mundo, en el que las víctimas de trata se convierten en “objetos comerciales rentables” por medio de la deshumanización, además de que estos negocios se protegen en el supuesto de estar bajo la regulación de legítimas normas de operación como son en los clubes nocturnos, los casinos, los bares u otros lugares de entretenimiento, cuando en realidad están fomentando una forma de esclavitud sexual.
A manera de reflexión final, es conveniente considerar que la trata de personas es un problema mundial que atenta contra la libertad y la dignidad humana, al violar los derechos humanos de millones de hombres, mujeres, niñas, niños en todo el mundo. Este tipo de crimen afecta especialmente a nacionales y extranjerxs que viven en situación de vulnerabilidad, entre ellxs las personas con precariedad laboral, desempleo o migrantes que son desplazadxs a la fuerza de sus lugares de origen. La trata de personas es el tercer negocio más lucrativo, tras el tráfico de armas y drogas a nivel internacional, sin embargo, es un problema con gran invisibilidad; debido al temor de denunciar a los tratantes y a la estigmatización social que sufren las víctimas al ser señaladas y cargadas con la responsabilidad del delito.
En muchas ocasiones, los seres humanos callan por miedo, por indiferencia a los problemas o por cobardía, lo cual contribuye a que no se logren desmantelar las redes de trata o tráfico de personas de una forma efectiva. Sería fundamental pensar en el poder de la denuncia como un mecanismo de apoyo humanitario para mejorar las condiciones sociales de las personas y transitar a una verdadera paz, mejor dicho, una paz que no solo se quede en el discurso y produzca efectos reales en la reconstrucción de la sociedad después de un conflicto.