Feminismo Interseccional: La respuesta a un mundo diverso

Melisa Mijangos

melisa.mijangos@erreizando.com

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“La política feminista pretende acabar con la dominación para que podamos ser libres, para ser quienes somos, para vivir vidas en las que abracemos la justicia, en las que podamos vivir en paz.”

Bell Hooks (2017)

La desigualdad y la violencia de género que encuentran sus cimientos en un sistema patriarcal que ha prevalecido y se ha reconfigurado a lo largo del tiempo, son cuestiones que están presentes en el conjunto de la sociedad dando como resultado injusticias de diversa índole. De acuerdo con Nuria Varela en su libro Feminismo para principiantes, el feminismo puede definirse como una “teoría y práctica política articulada por mujeres que tras analizar la realidad en la que viven toman conciencia de las discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la sociedad”. 

En este sentido, el feminismo cuestiona la concepción androcéntrica de la humanidad y critica el orden patriarcal, así como la organización social basada en la desigualdad, la injusticia y la jerarquización de las personas, a la vez que visibiliza las desventajas que han tenido las mujeres respecto a los hombres en el terreno político, económico, social y cultural a lo largo de la historia. Asimismo, aboga por el reconocimiento de nuestras capacidades y de nuestros derechos en aras de construir una sociedad más justa y equitativa.

La principal fortaleza del feminismo es que es fruto de diversas luchas en diversos contextos. La diversidad de las mujeres y de las problemáticas en las que se insertan dan como resultado el surgimiento de varias corrientes que van desde el feminismo liberal (que aboga por la igualdad jurídica y económica entre hombres y mujeres) al feminismo radical (que busca el desmantelamiento del sistema patriarcal y de las estructuras que lo sostienen),   además de algunos otros como: el feminismo de la diferencia, el feminismo cultural, el feminismo institucional, el ecofeminismo, etc. Esta pluralidad de feminismos enriquece la lucha que aboga por la liberación y por el reconocimiento de las mujeres.

El feminismo interseccional, el cual surge a principios de los años 60 a la par de las corrientes feministas de la Tercera Ola, tiene como propósito recuperar los espacios que nos han sido negados a lo largo de la historia  y generar nuevos conocimientos que permitan plantear alternativas tomando en cuenta la diversidad de experiencias y de realidades en las que están inmersas las mujeres de acuerdo a su contexto histórico, geográfico, socio-económico y/o cultural.

El término interseccionalidad fue acuñado por primera vez por la activista estadounidense Kimberlé Crenshaw en 1989. Este término, hace referencia al “enfoque por el que cada sujeto sufre opresiones o discriminaciones con base en su pertenencia a diferentes categorías sociales, entre las que encontramos género, raza, clase, etnia, discapacidad, sexualidad, etc.”

En este sentido, el feminismo interseccional  se caracteriza por dar respuesta a la diversidad del mundo en el que vivimos, puesto que reconoce que las opresiones a las que nos enfrentamos las mujeres están entrecruzadas por estas categorías, por lo que deben analizarse de manera conjunta y simultánea. 

Asimismo, pone de manifiesto que “las mujeres no son un grupo homogéneo, igualmente posicionado por las estructuras de poder”  y que las experiencias de las mujeres son diferentes dependiendo de los contextos en los que viven y se desenvuelven, por lo que supera las limitaciones del feminismo occidental hegemónico y sus mecanismos de exclusión al evidenciar los nexos existentes entre clasismo, racismo y sexismo, así como el entrecruzamiento de diversas modalidades de dominación que contribuyen a perpetuar un sistema injusto y desigual.

Por tanto, el feminismo interseccional “rompe con la universalidad de la experiencia de la mujer y es construido por la diversidad de mujeres y sus experiencias y luchas” . De esta forma, permite dar voz y visibilidad a las mujeres de diferentes partes del mundo, incorporando sus saberes, prácticas, necesidades y demandas a la lucha feminista universal. Esto, deriva en una nueva forma de relacionarnos entre nosotras y de luchar por nuestros derechos desde el reconocimiento de la diversidad y a través de un diálogo horizontal y colectivo.

A partir de esta toma de conciencia, la emancipación se puede lograr tras la formación de redes de comunicación, aprendizaje, participación pública y acción política por y para todas las mujeres sin importar sus realidades particulares. En la actualidad, el feminismo interseccional es un paso sumamente necesario para generar nuevos conocimientos de manera individual y colectiva, así como alternativas que nos permitan a todas las mujeres, sin excepción, crear espacios de resistencia, de incidencia social, de reconocimiento político y de lucha por nuestros derechos.